Capítulo 27

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— Entonces — acomodé con mis manos el borde que se ajustaba en mi cintura —, podrías decirme ¿por qué carajos las faldas son tan cortas?

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— Entonces — acomodé con mis manos el borde que se ajustaba en mi cintura —, podrías decirme ¿por qué carajos las faldas son tan cortas?

Miraba cada detalle de la pequeña falda que comenzaba desde mi cintura hasta un par de centímetros debajo de mis glúteos, asegurándome que no se me viera ni centímetro más de piel. Estaba segura de que en cualquier momento todos los presentes en el campo mirarían hasta mi alma por dejaba de la tela roja y estaba reconsiderando la idea de ponerme calzones de abuelita para no llamar la atención de nadie. Era demasiado corta, tanto que le omitía la imaginación al espectador desde unos dos kilómetros a distancia, llámenme exagerada, pero las cosas a como son.

— Te da la libertad de verte sexy sin utilizar tu ropa todos los días del año escolar, digamos que — sus ojos castaños rastrearon los casilleros del vestidor en busca de una excusa valida —, ya no tendrás que comprar ropa cada cierto tiempo por este hermoso traje.

Observé con curiosidad a la chica que estaba a un lado de mí. Vero era una de las pocas porristas que me agradaba, por no decir que era la única. Su cabello era uno de los más espectaculares del grupo y creo que, también, el único rubio natural casi llegando al blanco. Cada una de las fibras de este llegaba hasta por debajo de su cintura con un corte completamente cuadrado, además de un flequillo grueso que cubría un poco sus ojos. Lamentablemente su físico y su forma de ser, de acuerdo con Hilary, no tenían nada que ver.

Vero era una chica hermosa que, a mi parecer, tenía todo. Inteligencia, belleza e incluso altura. No es mentira cuando se dice que todos tenemos secretos y, claro, Verónica no era la excepción. Verónica Holl, mejor conocida como Veronica rostro de mantequilla, la chica rara antes de que yo llegara. Su historia también comenzó su primer día de clases, cuando notaron que su rostro era excesivamente graso y muchos comenzaron a tenerle asco. Para su muy buena suerte, un año después llegó Rosalina junto a mí y ella dejó de ser el centro de atención. Comenzaron los tratamientos en su rostro y dejó crecer su cabello, también entró a las porristas y ahora es una chica amante de las bibliotecas que vive bajo una gran capa de maquillaje para que todos olviden lo que un día fue.

— ¿En serio? — miré que ella también acomodaba la falda — Esperaba una mejor respuesta de tu parte. No lo sé, quizás un: "Te deja hacer mejor los movimientos". — me encogí de hombros.

— Aja, eso también — se encogió de hombros —. Se nos hace tarde ¿Vamos o hacemos que la pelos de chilote, alias Hilary, se desespere por no tenernos en posición?

Vi una vez más el uniforme. Tomé el borde y bajé desesperadamente, para luego ver como este revotaba y volvía a su posición original. Resignada suspiré y asentí en dirección de Vero. Contamos cinco minutos más imaginando como Hilary estaría sufriendo por no tenernos en posiciones moviendo el trasero y dándole la oportunidad de que ella pueda coquetear con los chicos que justamente ahora estaban en entrenamiento.

Juntas salimos de los vestidores para dirigirnos a la cancha de fútbol americano en donde eran las prácticas. La cancha era una de las mejores cosas entre las instalaciones del instituto, creo que esta era la decisión más grande de todos los padres antes de meter a sus hijos en la secundaria ¿qué instituto tiene el campo más grande de todos? Normalmente la ecuación matemática de los padres era secundaria más campo de fútbol extremadamente grande igual a beca asegurada y mi bolsillo no tan destruido. Debo admitir que hasta yo admiraba las canchas al menos una vez a la semana, parecían de película. Escaleras, campo fresco, duchas, vestidores, hombres nalgones y mujeres con hilo por ropa interior. Menos yo, yo andaba calzón de abuelita. Sexy mami.

Juro enamorarte |BORRADOR|Where stories live. Discover now