Capítulo 7

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Respire por segunda vez mientras los mechones de mi cabello danzaban conforme el viento

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Respire por segunda vez mientras los mechones de mi cabello danzaban conforme el viento. Acomode mis gafas sobre el puente de mi nariz sin dejar de ver la ventana de su habitación, para esta hora seguramente estaba ocupado y no había nadie dentro, así que, me tomé la libertad de ver por última vez el marco de esta y las mil veces que lo vi sonriendo desde el otro lado.

Han pasado demasiados días desde que no hablamos; olvide su voz, su sonrisa y el color de sus ojos. Ya borre sus mensajes a la mitad de la noche, su nombre entre mis contactos y ya no me atormento por imaginar en qué estará pensando. Todo eso gracias a mantenerme ocupada ordenando mis cosas, viendo películas o platicando con viejas amistades. El tiempo, muchos piensan que es mentira pero, en realidad, el maldito tiempo lo cura todo. Era muy cierto cuando me decían que un día iba a dejar de doler tanto porque las heridas iban sanando al igual que mi corazón. Ya no escucho sus canciones favoritas o las que me dedico, tampoco las que le dedique. Las noches ya no son tan malas sin él, he dejado de llorar su ausencia así mismo a como he dejado de culparme por haberse alejado de mí.

Acepté que todo fue su decisión, acepté que en realidad él fue el que quiso lastimarme y acepte dejarlo ir poco a poco, pero eso no quiere decir que todo está completamente bien. A veces creemos que por no llorar o por conocer nuevas personas hemos superado las cosas, pero hay días, como hoy, que su rostro vuelve a pasar por tu mente y te preguntas: "¿Qué estará haciendo? ¿Se acordará de mí? ¿Estará bien?" y te surgen miles de preguntas sin respuestas. Preguntas que no harás porque se fue, te dejó y te lastimó o simplemente porque no quieres escuchar como ya no le interesas. Entonces prefieres guardar silencio, recordar los momentos bonitos o escuchar sus canciones con el simple hecho de sentir que aún sigue aquí. Prefieres ahogarte en un vaso sabiendo que lo que antes era felicidad ahora duele porque no solo se ha ido esa persona en la que confiabas, sino, también se ha ido una parte de ti.

Y ahí, justo en esos días, recuerdas que todavía tienes la esperanza de que regrese quien tanto extrañas.

La puerta de mi habitación sonó al ser abierta, en un último suspiró me alejé y observé como Rosalina caía en mi cama mientras acomodaba su gorro para evitar que los mechones llenos de manchas y daños salieran a la luz. Inmediatamente la abrace pues si a alguien debo agradecerle que mi humor subiera, era a ella. Ella me había aconsejado, me había dado palabras de aliento que quizás nadie podría y, sobre todo, había aceptado irse conmigo a un nuevo país; a comenzar desde cero.

— ¿Será que hace frío por aquellos lados? — elevé mis hombros y baje de estos sin dejar de abrazarla — ¿será qué...

Su pregunta quedó en el aire al ver que mi vista estaba perdida entre las grietas sobre una de las tantas puertas de madera. Entonces me envolvió entre sus brazos y movió su cuerpo desenfrenadamente hasta caer juntas sobre el colchón en medio de una risa.

— ¿Crees que podamos? — pregunté viendo el techo con mis brazos sobre mi abdomen.

— ¿Comenzar de nuevo y hacer como que nada ha sucedido en todos estos años? — asentí — Creo que jamás olvidamos las circunstancias por las que pasamos a lo largo de nuestra vida, más bien, las asumimos e intentamos continuar con una nueva lección sobre nuestros hombros — presionó el botón de desbloqueo en su móvil y me mostró la hora —. Deberíamos de irnos.

Juro enamorarte |BORRADOR|Where stories live. Discover now