Capítulo 29: Valiente

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Capítulo 29

Infierno

El fuerte dolor en mis costillas no me dejaba dormir cómodo a pesar de que estaba rodeado por una muralla de almohadas. Estaba bastante drogado por los medicamentos de la dosis anterior, pero al parecer no era suficiente para calmar el dolor ocasionado por cada uno de los golpes. Cuatro horas después que me había despertado por segunda vez para tomar la dosis de pastillas indicadas para calmar el dolor, mientras estaba casi inconsciente debido al medicamento que ya estaba haciendo efecto en mi interior, no podía dejarle de dar vueltas al asunto de Frank y cómo es que había llegado hasta este punto. Mike estaba completamente furioso por lo que había pasado y más que todo por el hecho de que no quise presentar cargos, pero el bien sabe que lo hago por honor. No me voy a escudar tras una estúpida demanda, ni siquiera quise imaginar cómo sería si Elizabeth se enterara de lo ocurrido y mucho menos que de pronto un chico que asiste con ella a sus clases de fotografía, demandara a su ex novio por comenzar una pelea. Por eso le pedí a Alex que se encargara por lo pronto de desmentir todos los rumores que pudieran existir. Si alguien en algún momento le iba a explicar a Elizabeth lo ocurrido, sería yo. Después de que me dieron de alta del hospital, mamá nos alcanzó en casa, pues cuando Mike le avisó de lo sucedido se salió de una junta lo más rápido que pudo, aunque le dijimos que no era necesario; al verme vendado y sujetándome de una muleta casi se desmaya; lo peor de todo es que amenazó con aumentar las sesiones con Bowell y en efecto, después de decirlo tomó su celular y lo llamó. Lo único que me faltaba.

El martes por la mañana recibí un mensaje de Alex pues no estaba seguro si asistiría al Instituto para lo cual solo le avisé que me quedaría en casa, no quería tener contacto con nadie que no fuese mi cama, ni siquiera con Elizabeth que ya me había enviado varios mensajes y no quería ni verlos. Necesitaba alejarme de ella, aunque doliera como el infierno, por un momento todo lo que necesitaba era pensar y encontrar una solución.

Después de tomar un par de siestas debido a que las pastillas me tumbaran, el tono de una llamada me hizo reaccionar de un terrible sueño donde nuevamente sentía cada uno de los golpes. El nombre de Marcela apareció en la pantalla, joder, algo más que agregarle a mi infierno.

—Marcela—le respondí mientras me acomodaba con cuidado—

—¿Me puedes explicar por qué mierda Frank tiene la cara destrozada y los estúpidos gorilas que se juntan con él están exactamente igual—preguntó furiosa mientras su voz me taladraba la cabeza—

—No tengo idea—respondí—

—No me vengas con estupideces, te dije que no damos segundas oportunidades y bien sabes que esto es una de ellas, ¿qué mierda sucedió entre ustedes? par de imbéciles—dijo furiosa—

—Yo ni siquiera lo busqué—le aclaré para que calmara su furia—calmate

—¡Calmarme una mierda! —gritó—¿Entonces porque mierda tiene la cara así?

—Bien, si, joder, nos peleamos.

—¿Qué mierda les pasa a ambos, par de neandertales? —se quejó— ¿acaso no piensan que esto es una bomba de tiempo?

—A ver, primeramente, cálmate, ¿ella sabe? —pregunté en referencia a Elizabeth—necesito saberlo.

—Mierda, no—exclamó furiosa—pero si no me dices que una buena jodida vez que está pasando entre ustedes, te juro que no haré absolutamente nada para evitar que se entere.

—¡No! —grité preocupado, pero al hacerlo me quejé por el dolor en mis costillas—que no se entere, solo te pido eso.

—Entonces habla de una buena maldita vez, todo mundo está hablando de esto; por suerte pocos conocen tu identidad, solo dicen que alguien le dio su merecido de una buena vez y tiene una demanda en puerta.

Ella (Segundo libro de Cartas a quien un día amé ♥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora