Capítulo 27: Expuesto

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Capítulo 27

Expuesto

Desperté con la notificación de mi celular recordándome que tenía un mensaje de Alex sin contestar. El reloj pasaba de las ocho de la mañana y Mike ya me había llamado un par de veces para que bajara a desayunar o al menos eso me estaba recordando mi subconsciente. Aterricé por completo en la tierra y tomé mi celular para echarle un vistazo y apenas pude darme cuenta que el imbécil hacia escrito un "No puedo creer que sean las ocho de la mañana y sigas medio muerto en la cama, mueve el maldito trasero y desayunemos" al leer el mensaje no pude creer dos cosas que claramente se resaltaban en aquel texto, uno: Alex ni de broma estaría despierto a esta hora, a menos que fuese, en este caso para molestarme con el texto, y dos: para ser pasadas de las ocho de la mañana, su texto se comprendía bastante bien, pues a estas horas, hace tiempo apenas y podía formular un "Jódete" . Me reacomodé en la cama y busqué en mis mensajes en contacto de mi castaña, pues después de la noche anterior se hizo presente en mi sueño y, joder, no podía sacar la silueta de su cuerpo de mi mente.

"Hace solo ocho horas te dejé en la puerta de tu casa. Buen día hermosa, hoy es otro día perfecto en el que estaré a tu lado"

Tecleé y alcancé mi almohada para dormir un par de horas más hasta que la voz de Mike me dio una buena patada de susto.

—¡Última advertencia Allison! El almuerzo se acaba y yo no pienso cocinar nuevamente—le escuché gritar y no pude evitar soltar un bufido, solo quería dormir y soñar nuevamente con Elizabeth—

—¡Ya desperté! —le grité al incorporarme en la cama y comenzar a tallarme los ojos ya que se me había olvidado cerrar las cortinas y la luz mañanera me estaba cegando—

Me levanté y el olor a tocino asado que se esparcía por la casa hizo que mi estómago me reclamara que lo alimentara; alcancé una de las playeras que estaban acomodadas en el closet y abrí la puerta para escuchar la risa de Mike, ¿acaso estaba con alguien? Terminé de bajar las escaleras y a medida que me acercaba a la cocina aquella voz me resultaba bastante familiar pero aún estaba bastante dormido, de alguna manera quería seguir en la cama.

—¡La princesa de dignó a despertar! —me dijo aquella voz que al voltear a verle descubrí que era Alex—

—¡Oh demonios, tenías que ser tú! —reclamé exageradamente al simular que regresaba por donde había entrado—Mike, te he dicho que no dejes entrar a perdedores a la casa—comenté al voltear a ver a Alex esperando su reacción—

—¿Entonces porqué sigues viviendo aquí? —preguntó para retarme—

—Porque no soy como tú—le contesté y este dejó la taza en la que bebía café y se lanzó sobre mi—

—Ya quisieras ser como yo, pedazo de idiota—me reclamó al apretarme—lamento informarte que ya me comí tu almuerzo—comentó al darle una mordida a su pan tostado—

—¡Que rayos Alex! —le reclamé al ver la mesa prácticamente vacía—

—Lo siento—dijo limpiándose las manos por haberme dejado sin comida—apliqué la ley de supervivencia.

—¡Pero ni siquiera estamos en el bosque! ¡O perdidos! —le reclamé al darle un golpe en la nuca—¡Eso es por dejarme sin almuerzo!

—¡Mike lo guardó en el microondas! —gritó al sobarse—¡Eso me dolió, imbécil!

—¡Te la ganaste—le contesté—nadie se mete con mi tocino—aclaré al sacar el plato intacto del microondas y darle un mordisco a la tira de tocino perfectamente dorado—nadie!

Ella (Segundo libro de Cartas a quien un día amé ♥)Where stories live. Discover now