Cap. 51 - Ama de la Muerte

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Llegaron a un cuarto en el 4to piso de la mansión, Tom abrió la puerta con un hechizo no verbal y traspaso la puerta con la rubia siguiéndole. La habitación estaba helada, el frio se notaba en los vidrios de las ventanas a pesar de estar en verano, en ese cuarto había un invierno congelado. Al entrar varias luces de fuego flotando se encendieron dejando ver en medio de la habitación un cofre que solo el chico podía abrir con distintos hechizos de magia negra casi tan oscuros como el de los Horcruxes, cuando dicho cofre estaba abierto el chico se alejó. Ambar sintió los latidos en su pecho completamente aceleraros, con la mano temblorosa saco de su bolsillo la bolsita marrón para luego deshacerse de ella y contemplar la piedra oscura flotar sobre la palma de su mano, comenzó a caminar con las piernas titilantes por el frio hacia el baúl cuando desde lejos comenzó a ver la capa posada en su interior. Ella se agacho y tomo la capa con su mano libre, entonces una figura oscura vestida de telas negras apareció ante ella

-La nueva ama de la muerte – dijo esta criatura con tono de desprecio y voz ronca como si fuese la primera vez que pronunciaba alguna palabra –Veo que la varita no la llevas contigo, pero te debe lealtad... Descendiente de los 3 hermanos, Peverell –

-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? – pregunto ella aterrada cuando miro a su alrededor buscando a Tom, pero ya no estaba en la fría habitación, ahora estaba en un bosque oscuro, parecía ser de noche, el miedo de la rubia podía sentirse de lejos

-Yo soy el viejo amo de la muerte... ahora debo decirte que al poseer las reliquias me has burlado, has ignorado tu destino, y a la vez obtuviste tu primera víctima – explico este ser extraño cuando un frio insoportable se adueñó del cuerpo de la joven haciendo que sienta como si sus huesos se congelaran desde adentro, cayó al piso retorciéndose, era una sensación insoportable –No te asustes, estas apoderándote del poder, no sufrirás más daño –

-¿A qué... a que te re-refieres con primera víctima? – pregunto ella con dificultad recomponiéndose de apoco mientras lograba pararse

-Me refiero a que acabaste con mi inmortalidad, por lo que estoy muriéndome, te lo agradezco – entonces la figura de la muerte comenzó a deshacerse en el aire de apoco cuando Ambar aun aterrada se acercó más a este ser pidiendo distinguir una sonrisa en su extraño rostro gracias a la poca luz de luna que dejaban escapar las hojas de los arboles entre ellas

-¡NO!¡Espera!¡me faltan respuestas! – grito ella entre lágrimas mientras veía como la figura desapareció y callo al suelo sintiendo el frio nuevamente en su cuerpo que luego se transformó en dolor haciéndola retorcerse sobre si misma, más doloroso que un crucio. Cerró sus ojos con fuerza sin poder contener más las lágrimas y los gritos de dolor, cuando ante un tacto su brazo el frio comenzó a disminuir y sintió como el calor volvía a su cuerpo, abrió los ojos y se encontró nuevamente en la helada habitación con Tom frente a su rostro abrazándola y llorando

-Ambar, ¿Qué sucedió? Susurrabas cosas mirando aun lugar fijo, tratabas de pedirle explicaciones a alguien pero no había nada en frente a ti, comenzaste a gritar y a desesperarte, me asuste tanto – decía el aun aterrado por la situación cuando ella rompió en llanto y Tom la tomo en brazos saliendo el lugar mientras Ambar sostenía las reliquias con fuerza. Llegaron a su habitación, el la dejo en la cama, la rubia no dejaba de llorar, el peli oscuro se sentó preocupado a su lado

-Tengo tanto miedo – murmuro ella luego de unos minutos cuando él se acercó y acaricio su rostro

-Ya está bien, tu estas bien, eso es lo importante – hablo Tom para luego besarla, haciendo que ella se sienta más amada y protegida que nunca, calmándola, Ambar se sintió mejor.

Tom Riddle: La MaldiciónWhere stories live. Discover now