Cap. 48 - "No uses la piedra Ambar".

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La rubia y sus hermanas iban más seguido a la casa de Servus, aunque a este no le dijeron que Saly era una sangre sucia, sino que era hija pura de dos amigos fallecidos de Tom a la que habían decidido cuidar. El padre de Ambar no mejoraba, ya tenía una edad elevada y en San Murgo no lograban hacer mucho por él, la medicina mágica no tenía suficiente avance, por lo que la rubia buscó formas de ayudar al mago, comenzó creando pociones pero ninguna resultaba, por lo que comenzó a dudar que podía ser lo que realmente esté padeciendo su padre, hechizos curativos que tampoco daban resultado, fue cuando pensó en tomar la piedra de su bóveda, podría ser la ama de la muerte en cuestión de horas y no permitir la muerte de su padre, simplemente no llevarlo. Pero entonces el hombre viviría marchito, sin ganas, la muerte no es algo que se pueda tomar a la ligera de esquivar, y si no conseguía remedio ante la enfermedad tal vez no debería evitar la muerte de su padre, aunque esto le doliera. Aunque en realidad ser la ama de la muerte era algo que a Ambar le asustaba.

Sabado 19 de agosto de 1952

Saly ya tenía 11 años, en menos de 2 semanas ingresaría a Hogwarts como una bruja sangre pura y el apellido Gaunt de la madre de Tom para no abrir sospechas o peligro a la niña.

El verano era notable, la rubia con sus hermanas y Nagini estaban en los jardines de la mansión almorzando sobre una manta grande

-¿Tu hermano te llevó a comprar los libros? – pregunto Ambar a Saly mientras tomaba un sándwich

-Así es, ¿sabes cuándo volverá? Ya ha pasado semana y media, quiero que me acompañe a la estación el 1ero – dijo la niña quien peinaba a Lolanthe cuando esta le contestó

-A mí me escribió ayer, dijo que estaba atareado, pero vendrá sin falta para este lunes –

-Yo no he hablado mucho con Tom desde... su ataque de celos - la imagen del cadáver de Marcuz cayendo al suelo paso por la mente de Ámbar – pero me ha dicho que él quería acompañarte a tomar el tren, aunque tendrá que ir como otra persona Sal, no pueden enterarse de quién es tu hermano –

- Lo entiendo – contestó Saly cuando de repente puso los ojos en blanco realizándose por unos minutos hasta que reacciono

- ¿Qué paso? – preguntó Lolanthe sabiendo la respuesta. Nagini poso su cabeza en las piernas de Ambar quien comenzó a acariciarla

-Te he visto llorar Lo, mucho, estabas desesperada – explicó la Riddle su visión. Entonces una lechuza negra llegó dejando una carta en la rubia, Nagini trato de cazarla pero le fue inútil ya que esta se había escapado

-Esto me preocupa... - susurro Ambar cuando comenzó a abrir la carta

"Estimada Srita. Peverell:

Tengo el deber como ministra de magia de informarle que hace unas horas, las medimagas que había dejado en cuidado del señor Servus Peverell, tuvieron que trasladar al mago al hospital San Murgo por un incidente cardiaco, esté ahora mismo permanece en el establecimiento dicho luego de por horas los Medimagos haber hecho todo a su alcance para mantenerlo vivo hasta ahora, la esperan.

Mis respetos, Evangeline Orpington"

La rubia se puso en blanco sin lograr reaccionar, Saly trato de leer la carta pero esta no la dejo, Ambar sintió como su pecho se comprimía con cada palabra en la carta. Luego de unos minutos logró reaccionar, sus lágrimas ahora no se escondían

-¿Qué pasa? ¿Es de Papá? – hablo Lolanthe preocupada, su hermana le dirigió la mirada

-Prepárense, iremos a ver a Papá dentro de 15 minutos – y sin decir más nada desapareció reapareciendo en su cuarto. Ambar cayó al suelo de rodillas sollozando de tristeza, de dolor, buscó su bolso y después de arreglar un poco su rostro hinchado por el llanto que no paraba de salir bajo a buscar a sus hermanas

-Quiero saber que paso.- exigió Lola cruzando los brazos

-Papá está en San Murgo, le quedan sólo pocas horas – explicó su hermana mayor cuando ambas niñas comenzaron a llorar consolándose una a la otras –Todo estará bien – luego de calmarse Ambar tomó a las niñas y desaparecieron reapareciendo nuevamente frente al hospital.

Tom llegó esa noche a la mansión, no se encontró a nadie más que a Ambar en su habitación

*-Eres la mujer más fuerte que he conocido, no uses la piedra Ambar, sabes que no debe ser así, cuídate a ti y a tu hermana, quiero que seas esa princesa que querías ser de pequeña, quiero que vivas, que sonrías, quiero verte feliz estando del otro lado, y no te preocupes, sabes que ni yo ni tu madre te abandonaremos jamás, porque te amamos a ti y a Lolanthe sobre todas las cosas - Las lágrimas de los ojos de Servus caían sin parar, el hombre abrazaba a sus hijas y a Saly quien aún no creía que su padre postizo esté en ese estado

-Júrame que no te alejaras de mi lado ni del de ellas – lloraba la rubia desconsoladamente, nada podía parar el dolor y el peso en el pecho de la bruja

-Te amo, te amo, te amo – repetia Lolanthe sin parar también sollozando en hombros de su padre

-Lo juro, y también las amo mis niñas, las 3, son lo mejor que pudieron pasarme – después de decir esto el hombre terminó por cerrar los ojos, la máquina que controlaba los pulsos de Servus indicó que este había dejado de latir

-¡NO! ¡NO PAPÁ NO! –Gritaban las brujas abrazando el cadáver de Servus cuando varios medimagos llegaron para separarlas*

- Era un buen hombre, hicimos todo lo que pudimos – Dijo Tom entrando a la habitación encontrándose a su reina en la cama mirando hacia la pared aun llorando

-Mi padre... - susurro. El peli oscuro se acostó a su lado y la abrazo

-Nunca estará lejos de ti –

-¿Cómo es que siempre sabes que decir? Quiero traerlo... - Ambar se giró a ver a Tom cuando el la interrumpió

-No Ambar, no puedes y lo comprendes, si lo haces el caerá en una depresión marchitándose como una rosa, ya no pertenece aquí – ella lo abrazó con fuerza y volvió a llorar como nunca había llorado, la presión en el pecho no se iba, la respiración agitada, el cuerpo tembloroso, el dolor de cabeza por tanto llanto, todo esto se acumuló en la reina de Voldermort, causándole a él, uno de los peores dolores.

Tom Riddle: La MaldiciónWhere stories live. Discover now