Capítulo 4.

31.1K 1.4K 140
                                    

N/A: Para que me amen y en compensación por el tiempo❤. Espero les guste. NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR, ES GRATIS ;3

***

Angie se retorcía bajo mi cuerpo mientras mis manos deslizaban con rapidez sus bragas y las tiraba por ahí. Su humedad presente me hizo sonreír, tomé sus caderas y la acerqué más a mí antes de introducir dos dedos en ella sin pensarlo. Gritó haciendo que mi piel se erizara. —¿Te gusta? —Pregunté, ante la ausencia de su respuesta me detuve y comencé a jugar lentamente con aquel botón de placer que pedía mi atención. —Te hice una pregunta. —Presioné con fuerza y su espalda reaccionó arqueándose.

—S-Si. —Gimió, sus manos tomaron sus pechos dejando a sus dedos jugar con sus pezones.

—¿Si qué? —Con mi mano libre quité las suyas y me llevé un pezón a la boca volviendo a presionar su centro. Su respiración agitada me estaba ahogando. Tomé su pezón entre mis dientes y tiré de él con fuerza.

—¡Si, ama! —Gritó y volví a introducir mis dedos en ella, esta vez con fuerza tras cada embestida. Sus gemidos salían sin control mientras sus paredes se apretaban alrededor de mis dedos, succione su otro pezón y bajé la velocidad de cada embestida cuando sentí su cuerpo a punto. Me acomode en el sofá y ella me miró como pudo. Me detuve. —No te detengas.

Llevé mis dedos empapados de sus fluidos a mi boca y los chupe con deleite. Tomé su rostro y la besé efusiva, haciéndola probar su sabor, ese que me volvía loca. Me levanté del sofá y busqué en una de las habitaciones dos cosas que necesitaría.

Para cuando volví, Angie estaba con una pierna sobre el sofá y la otra abajo mientras sus dedos se movían en círculos rápidos sobre su centro, su mirada se encontró con la mía y se detuvo. La tomé con fuerza por el brazo y la hice sentarse en una silla frente a un espejo grande. Até sus manos en su espalda y sonreí maliciosa cuando tragó saliva al ver el otro objeto.

—Entonces te gusta auto complacerte, ¿no? —Pregunté y enrolle una parte del cinturón en mi mano, abrí sus piernas de golpe y pude ver como su humedad había mojado sus muslos. —A mí no me gusta que lo hagan si estoy yo para hacerlo. —Y di el primer latigazo a su muslo, un fuerte gemido salió de su garganta. —Cuéntalos.

—Pero... —No pudo terminar cuando otro latigazo azotó su muslo izquierdo. —¡Mierda! ¡Dos! —Su piel roja se hacia presente, pero su humedad mojando la silla lo compensaba. Otro latigazo, uno tras otro. —¡Cinco, ama!

Continué con mi tortura, mientras más crecía el número, más fuerte era.  Hice su cabello hacia atrás pues caía sudado pegándose a su rostro. —Creo que es suficiente. —Me arrodillé frente a ella quedando entre sus piernas y deslice lentamente mi lengua por la parte interna de sus muslos, sentía como quería liberarse de mi atadura y sin pensarlo dos veces, lamí cada centímetro de su centro mientras sus gemidos me enloquecían más y más, su mirada se encontraba fija en el espejo detrás de mi, dándole una perfecta imagen de mi efecto.

Lamí hasta que su cuerpo no pudo contenerse y se corrió fuertemente. —¡Lauren! —Gritó.

Minutos más tarde, nos encontrábamos en el sofá viendo la TV mientras ella recostaba su cabeza de mi hombro. Me miró fijamente y yo sonreí. —¿Qué? ¿Tengo restos de tu orgasmo aún en mi rostro?

BOSS | Camren Where stories live. Discover now