Capítulo 34.

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“Ahora es todo lo que tenemos,

Y el tiempo no se puede comprar.

Lo sé en mi corazón,

Él siempre será por siempre nuestro,

Incluso si intentamos olvidar,

El amor recordará.

-Love will remember – Selena Gomez”.

Esa noche, luego de haber dormido toda la tarde con Harry y haberme despertado sola, me encontré con que había salido a comprar champú y jabones para chicas y los había dejado en el baño. Era la primera vez desde hacía años que no me duchaba con algo especialmente para mí, y se sentía guay. Me había relavado el cabello más de dos veces, tan sólo para poder sentir el olor a vainilla, y luego había restregado el jabón de jazmín por cada centímetro de mi piel. 

Cuando salí de la ducha, envuelta en una toalla, me dirigí a la cocina con una sonrisa tatuada en el rostro. Iba a cruzar la puerta de la cocina cuando escuché unos murmullos roncos salir de la boca de Harry, y me escondí detrás del muro. No quería interrumpir su charla telefónica, eso sería un poco psicópata de mi parte, así que decidí mantener mi curiosidad en secreto y escuchar.

Agucé el oído todo lo que pude y comencé a mordisquearme la uña del pulgar.

-No lo sé, ya sabes que ella fue mi modelo primero –dijo. Sonaba harto y mortificado. Se produjo un silencio, y luego suspiró con cansancio.

-No, de hecho, no lo eres. Ella es una fantástica modelo, y creo que deberías aceptar eso. Después de todo, es mi decisión –dijo, comenzando a molestarse. Fruncí el ceño. ¿Qué? –Sí… Sí, ya lo sé… Mira, uh, Mich, creo que deberíamos cerrar el tema, ¿vale? Te he dicho demasiadas veces que… -se produjo otro silencio. Hubo varios titubeos por parte de Harry al querer hablar, y entonces supe que estaba hablando con Michelle. Me mordí la uña con más fuerza. ¿Qué diablos hacía esa puta llamando a Harry? 

Finalmente, Harry suspiró con resignación. –Vale, está bien –dijo. –Adiós. Cuídate, Mich.

Me saqué el pulgar de la boca, vacilando. Di un paso titubeante hacia delante, y luego me devolví, chocando suavemente con el muro. Tragué saliva e intenté relajar los músculos de la cara, suspiré, y entré a la cocina, a pesar de que aún sentía que mis cejas estaban fruncidas. Me aparté el cabello mojado de la cara y Harry sonrió al verme, jalándome sutilmente por la cintura y entrelazando sus dedos al abrazarme. 

-Buenos días –me dijo, dándome un beso en los labios. Tensa, me humedecí los labios y sonreí forzadamente.

-Hola –le dije, sin poder ocultar mi molestia. -¿Con quién estabas hablando?

Él vaciló, manteniendo su sonrisa. –Con Michelle, pero, uh, ya sabes, era algo tonto –se excusó, encogiéndose de hombros. Asentí obedientemente y me separé de él al empujarlo suavemente por el pecho, tragando saliva. Mi ceño volvió a fruncirse y suspiré pesadamente. Se suponía que Harry me quería a mí, y que Michelle era tan sólo una “loca obsesionada”. Pero, no lo sé, sentí algo extraño cuando los escuché hablar. Era como si todos los recuerdos de ellos hablando y riendo en el restaurante relampaguearan frente a mí.

Sentí unas manos en mi cintura y me detuve, dándome la vuelta y encontrándome con un Harry preocupado.

-¿Oye, qué pasa? –me preguntó, y yo me humedecí los labios.

-Nada.

-Vamos, ¿por qué esa cara? –inquirió, sosteniendo mi barbilla con sus dedos, mirándome con sus ojos verdes brillantes. Era una mierda que me mirara así y de pronto tuviese todo el control sobre mí. 

Wild.Where stories live. Discover now