Capítulo 52. "Harry".

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“Las palabras se escurren de este lápiz.

Dulces palabras que quiero entregarte,

Y no puedo dormir, necesito decirte… Buenas noches.

-You – Evanescence”.

Bajé la mirada hacia un punto distante en la acera pulcra, donde miles de luces brillantes se extendían de allá para acá. El viento me estaba congelando, pero sentía que algo caliente me recorría las mejillas palpitantes y calientes a causa del ardor de los golpes que había recibido.

No lo entendía. No lo entendía en lo absoluto. ¿Cómo era posible que unas manos tan delicadas y hermosas pudieran haber hecho algo como esto? ¿Cómo era posible que el diablo me estuviera empujando hacia alguien que lucía tanto como un ángel cuando me sonreía? Me preguntaba, ¿ésta era la verdadera Lily? ¿Se suponía que a esto se refería todo el mundo cuando hablaba de que ella no era quien parecía ser?

Y a pesar de que quería asesinar a Chuck con mis propias manos, no me sentía molesto con nadie. Ni siquiera con Lily. Quizás, después de todo, yo sí hubiese estado equivocado con respecto a todo, incluso con ella. Quizá fui muy idiota en dejar que ella viniera sola con Chuck. Quizá debí convencer a mi padre de otra manera en que me dejara venir. 

O tal vez yo tenía razón y ella no. Tal vez la amaba tanto que me estaba echando la culpa de todo. Y es extraño que cuando quieres a una persona, la consideras tan perfecta que incluso sus errores te parecen hermosos.

Entonces, luego de unos largos minutos de silencio, eché a correr sin rumbo hacia adelante, y me di cuenta de que me veía tan ridículo. Mis piernas largas dando zancadas por ahí, con el rostro rojo y las mejillas hinchadas. De seguro que parecía un alien, un gilipollas, o un chico de piernas largas dando zancadas por ahí, con el rostro rojo y las mejillas hinchadas, lo que era peor.

Me detuve en una esquina desconocida donde un flujo de personas salía y entraba sin parar a un restaurant de comida china, y me apoyé contra uno de los ventanales con letras chinas escritas. Marqué el número memorizado sintiendo que la rabia comenzaba a aparecer en mi interior, y me apoyé el teléfono contra la oreja. Las manos me temblaban.

No hubo respuesta.

Marqué el siguiente número, y tampoco contestaron. Y así pasó con el siguiente, y el siguiente, y los que siguieron…

-Joder –susurré. Pero qué buenos amigos tenía. 

Furioso, marqué desesperadamente el número de Zayn, y me apoyé contra el ventanal y cerré los ojos, frunciendo las cejas. Éste era uno de esos momentos en los que piensas que tu vida se está derrumbando.

-Hombre, al fin –la voz del moreno me despertó, y apreté la mandíbula. -¿Dónde has estado?

-Pues, ahora, apoyado en un restaurant chino tras haber sido golpeado, insultado y humillado. ¿Y tú, de qué vas? –arqueé una ceja.

-¿Hay restaurants chinos en Francia? –preguntó. La pregunta me enfureció aún más. Si no estuviéramos a miles de kilómetros, probablemente le daría un guantazo.

-¿Tienes alguna idea de por qué todos se han dado la tarea de ignorarme por completo? –escupí. –Claro, después de haber ¡jodido mi maldita relación con Lily! –gruñí, atrayendo algunas miradas, y resoplé con frustración.

-¿Ignorarte? ¿Qué? 

-Sí, ignorarme. ¿Lo deletreo? Vale, en otro momento, ahora estoy jodido hasta el culo y sólo quiero recuperar a mi novia porque ahora cree que he aceptado la oferta de la herencia de mi padre y se ha ido con Chuck y voy a matarlo si llega a tocarle un pelo.

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