Ocho

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Ava

La cantidad de asistentes dentro del enorme gimnasio era sorprendente. Me resultaba bastante difícil moverme entre ellos y conseguir un vistazo de lo que pasaba. Montones de chicas se ubicaban en diferentes lugares, gritando y actuando como locas. La mayoría traía ropas que ni una prostituta como osaría llevar, ni por más desesperada que estuviera por dinero. Nada quedaba a la imaginación, pero luego eran ellas las que nos trataban en menos.

Dos chicos estaban en medio, peleando a más no poder por vencer y destrozar al contrincante. Debo reconocer que esos hombres estaban realmente como para posar en revistas de moda masculina. Sus cuerpos eran musculosos casi al nivel de la perfección y brillaban con el sudor en cada movimiento, y sus rostros. Tendría que ser pecado golpearlos. Ahora llegaba a entender de mejor manera a estas chicas.

No presté mucha atención al combate y solo vi cuando el más pequeño era derrotado por su rival. La gente explotó en gritos de celebración y júbilo por el vencedor. Y no olvidemos a las mujeres que anhelaban con desesperación un poco de su atención. Rodé los ojos ante ese espectáculo tan poco civilizado por intentar llegar a él y rozarlo. Me sorprendía más que no fueran ellas las que estaban en aquel improvisado ring, matándose entre sí.

Un hombre menudo subió con un micrófono a tan pobre escenario queriendo decir algunas palabras. El griterío que tenía el público no permitía que su voz resonara más allá de unos metros. Un segundo tipo salió de las sombras y con un poderoso vozarrón consiguió callarlos a todos. Probablemente su aspecto imponente y peligroso ayudó bastante. Temblaba de solo verlo allí de pie, silenciando a la multitud.

―¡Ha llegado quien todos esperaban! ¡Trenton Black! ―anunció el primero.

El mencionado se apareció por un lado y se pavoneó ante el gentío, que no dejaba de festejar por él. Sabía con seguridad que el corazón de varias chicas se detuvo al verlo ahí. Su apariencia masculina se veía aumentada por los tatuajes que cubrían su pecho y brazos, los marcados abdominales que desearías lamer y el sedoso pelo negro que amarías recorrer con tus dedos. Expelía testosterona en olas y nadie parecía ajeno a ellas, incluso yo.

Hice una nota mental para venir a ver más seguido estos encuentros, no solo por la vista sino porque podría aprovechar y ofrecer mis servicios a más de uno.

―¡Y aquí está él también! ¡Blake King! ―exclamó la voz del hombre pequeño.

Casi me atraganté con mi propia saliva cuando escuché aquel nombre. ¿Cuál era la posibilidad de que fuera él? Muchas personas se llamaban del mismo modo y solo era algo curioso. Pero toda mi creencia se fue al carajo cuando lo vi llegar, tan lleno de seguridad y arrogancia como siempre. No me pasó inadvertido que la atención femenina se disparara y estallara de peor forma que con el anterior muchacho.

Blake era como un jodido modelo de ropa interior caminando entre mortales. El pelo castaño le sumaba atractivo a una piel tostada por el sol y la musculatura de la que hacía gala no ayudaba a evitar que quisiera babear sobre él. Esos pantaloncillos que traía solo marcaban el inicio de unos poderosos muslos y un muy delicioso trasero. Ahora reconozco que podría haberme acostado con él si lo hubiera pedido de forma amable y no jactándose de su atractivo.

Di un pequeño salto en m lugar cuando una campana sonó en la lejanía y el tal Black se lanzó en su contra, buscando lastimarlo de alguna forma. Cerré los ojos por inercia y en mi interior pedí porque no le pasara nada a ese idiota. Podía ser un maldito imbécil cuanto quisiera, pero eso no quitaba el hecho de que me había salvado la vida ya dos veces. Lo que menos debía hacer era querer lo mismo para él.

Miré el combate a medias, tapando mi visión cada vez que parecía entrar en problemas de los grandes. Escuchaba muy bien como los asistentes se exaltaban en cada movimiento y exigían con fuerza más violencia y dolor. Oír esa palabra solo provocaba que mi estómago se anudara. Me hacía recordar mis días oscuros llenos de sufrimiento y malestar.

El Rastro de Ti [C.O.R. #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora