Treinta y Nueve

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Blake

No he logrado dormir bien en al menos tres putas noches. Mi cabeza se ha vuelto en mi contra desde aquel maldito momento en que traje el pasado de regreso a la mente de Madre. Sin pensarlo liberé a su lado loco e inestable, el que estoy seguro se enfocará en nosotros y nos culpará de todo. Y no hay que ser adivinos para saber que aquello no hará más que empeorar nuestra situación cada vez más.

Miles de ideas corren libres y sin control, todas mostrándome a la destrozada mujer en los más diversos escenarios. Solo el sufrimiento, el dolor y un desastroso final se repiten en ellos. Pareciera que las pesadillas se unieron para torturarme en el momento en que más débil me he vuelto. Si continuará siendo el Blake King que gobierna el ring esto no pasaría, en cambio, como el niño asustadizo se liberó en mi interior estoy temiendo por nuestras vidas.

Si algo llegase a ocurrir, lo único que haría sería intentar proteger a Ava del peligro. Ella es lo más importante para mí. Siempre lo ha sido y dudo que alguna vez cambie. Me sacrificaría con tal de que ella siga respirando. Pero si no logro dormir bien no podré cumplir con ninguna de mis promesas. Y malditamente dejaré que eso pase. La jodí varias veces y no pienso dejar que eso se vuelva una costumbre.

El viejo colchón rechina con cada uno de mis movimientos. Lograr que mis ojos se cierren es más difícil de lo que esperaba. Apenas lo hago un torrente de imágenes pasa frente a mí y es demasiado como para seguir viéndolo. Estoy realmente arruinado y en grande. Me siento en el borde y me llevo las manos a la cabeza, ignorando el escozor que se produce en mi sien. No estaría tan mal si pudiera tener a Ava conmigo pues su presencia me relaja.

Madre no se ha aparecido por mucho tiempo en la casona, lo que significa que ha vuelto al alcohol. Una mujer desquiciada y ebria es mucho más peligrosa de enfrentar. No sé cuándo regresará ni lo que ha estado planeando para los dos. Ava prefiere mantenerse tranquila y no dejar que nos descubra una vez más. Es por ello que estamos en habitaciones separadas pese a que preferiría tenerla aquí. La paranoia ha comenzado a devorarme sin piedad y yo se lo he permitido. No puedo evitar soñar con nuestro final.

Rayos de luz lunar se cuelan por los espacios entre los tablones que cubren la ventana recordándome lo tarde que es. Ava ha de estar durmiendo plácidamente en su cuarto, pensando quién sabe qué cosas. El imaginarla ahí, sola, apenas cubierta por una sábana y luciendo como mi ángel personal para iluminar mi vida me hace querer ir allí y tirarme a su lado. Necesito sentirla contra mí, que su presencia calme mi mente y me recuerde que podemos estar bien. Ya escapamos de este infierno, ¿por qué no podríamos repetirlo?

Es una lástima que las cosas entre ambos continúen en punto muerto. Tal parece que mis palabras sinceras no surtieron efecto en ella y si lo hicieron, realmente no quiere nada conmigo. Mi corazón duele, despedazándose lentamente, culpándose por haber sido tan ciego como para negar lo que comenzaba a sentir por ella y alejarla con crueles palabras. Merezco su rechazo y mucho más, lo sé.

Pequeñas y suaves pisadas se oyen fuera de mi habitación, alertándome de la presencia de alguien en el pasillo. La curiosidad de saber dónde va y qué hará es poderosa, pero la mantengo a raya. Podría ser Madre llegando luego de su tarde recreativa en el bar, excepto que de ser ella el ruido sería mucho mayor que este. La mujer no saber cómo ser silenciosa y discreta, menos estando ebria.

Me pongo en pie rápidamente y usando la poca luminosidad de la que dispongo hago mi camino a la puerta, esperando avistar algo afuera. El pasillo se encuentra oscuro, levemente iluminado por la luz de mi cuarto. La madera rechina por mi peso en cada paso que doy y maldigo internamente mi mala suerte. ¿Por qué debía quedarme con el lugar en peor estado dentro de la casona?

El Rastro de Ti [C.O.R. #1]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu