Capítulo 21

1.3K 114 10
                                    

                Daniel parecía más contento de lo que me esperaba con la presencia de mi amiga en nuestra pequeña cena familiar. Era como si la alegría de  Piper nos distrajera del dolor que ambos sentíamos. No estábamos muriendo de risa como hubiera ocurrido en otro contexto, pero conversamos bastante animados, de muchos temas diferentes. Daniel nos preguntó por el instituto, y la rubia lo interrogó sobre su trabajo. No era de lo más interesante, pero el hecho de tener que viajar a diferentes ciudades cada cierto tiempo pareció llamar su atención. Ella nunca se había alejado demasiado de su pueblo.

-Daniel, ¿cómo era Alex de pequeña?- preguntó Piper sorprendiéndome.

-¡Uf! ¡No te das una idea de lo insoportable que era!- respondió dramatizando.- ¡Se pasaba el día colgada de mi cuello, tenía que esforzarme por aguantarla!

-¡No seas idiota!- reí, arrojándole un bollo de servilleta a la cara.

-Y eso sin contar que cada vez que yo llevaba una novia a casa, cuando ya éramos un poco más grandes, ella se encargaba de espantaras. ¿Por qué crees que aún sigo soltero? Mi hermanita aquí presente tiene la culpa.

-Ok, seamos justos, nunca llevaste a ninguna lo suficientemente buena.

-¡Ni siquiera me dabas tiempo a saberlo! ¡Las odiabas antes de conocerlas, incluso!

-Deja de inventar coas, por el amor de Dios.

                Piper parecía divertirse con nuestra tonta discusión.

-Ya, hablando en serio, Alex era un terremoto. Siempre fue demasiado madura para su edad, creo que por eso congeniamos tan bien desde el primer día. Y así de cabeza dura como es ahora, así fue siempre. Peor, incluso, cuando se le empezaron a revolucionar las hormonas.

-Podría darte un golpe por decir eso, pero al fin y al cabo tienes razón.

-¿Oyes eso?- le preguntó asombrado Daniel a Piper.- Alexandra Vause acaba de darme la razón. ¿Qué has hecho con mi hermana?- a lo que ella respondió con risas.

-Ya basta, deja de ser tan exagerado.

-Pero, ¿sabes qué?- siguió hablándole, ignorando mi pedido- Así de malgeniada y testaruda, yo la amo. Creo que es lo más lindo que mi papá pudo haberme regalado.

                Se me cristalizaron los ojos al oírlo decir eso. Jamás se lo había dicho a nadie, al menos no conmigo presente. Yo también sentía lo mismo con respecto a él, pero no iba a verbalizarlo allí.

-Eso es demasiado tierno, Daniel. Creo que podrías llevarte bien con mi hermana. Roxanne, ¿la recuerdas?

-Em… sí, sí, la recuerdo.- creí notar ciertos nervios en esa respuesta.

-Bueno, ella y yo tenemos una relación muy particular también, sonaste justo como ella con lo que acabas de decirme. ¿Sabes qué? Deberíamos organizar una salida juntos, los cuatro.- propuso entusiasmada.

-Claro, sí, cuando ustedes quieran.- dijo mi hermano con una sonrisa demasiado grande a mi parecer, y dándole un bocado en seguida a su hamburguesa para disimularla.

-¿Sabes qué más era característico de mi hermana cuando era pequeña?- continuó segundos después, cambiando totalmente de tema- Vivía dibujando. Podía pasarse horas enteras encerrada en su cuarto con sus lápices y sus cuadernos. ¿Has visto alguno de sus dibujos? Es realmente buena.

-¿De verdad? ¡Alex! Qué bien escondido te lo tenías eh, no tenía idea.

-No es cierto, no soy tan buena. Además hace mucho que no lo hago…

El resto de mi vida [Vauseman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora