Capítulo XXIX

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*____________*

Me recosté en la cama y hundí la cara contra las almohadas, deseando ahogarme.

Gemí, quería huir de ahí por alguna razón, quería correr y cansarme tanto como pudiera, que se me deshicieran las piernas y tuviera una excusa para llorar.

Me quedé dormida sin nada encima más que la ropa y el balcón abierto, caí en un sueño profundo y lleno de colores, café y la torre Eiffel al fondo, con un Joe que se alejaba caminando en la noche, solo, con su gabardina negra y una bufanda gris...

Comencé a abrir los ojos lentamente... algo sonaba...

Apreté los ojos y maldije en voz baja, me dolían todos los músculos y pude jurar que tenía los dedos congelados, la nieve se colaba por el balcón y la habitación ya estaba casi oscura, un ocaso gris se asomaba por la ventana y yo aún tenía las botas puestas.

Me encogí a posición fetal y volteé a ver mi teléfono, que sonaba sin cesar.

—¿Sí? — tenía la voz increíblemente ronca

—¿_________?

—¿Quién es?

—Habla Kevin

—Oh, Kevin, que sorpresa— me enderecé en la cama y me senté, frotándome la nariz

—Hola, ¿cómo estás?

—He estado mejor

—Me imagino que sí— escuché como suspiró y como algo se movió del otro lado

—¿Qué puedo hacer por ti, Kevin?

—Abrirme la puerta

—¿Cómo?

—Estoy fuera de tu habitación— se río

—Oh...

Me levanté y prendí la luz, abrí la puerta y me encontré con el mayor de los Jonas, ataviado de un abrigo y de la mano de la mujer que había visto en el hospital, morena, de piernas largas y guapa.

—Hola...— saludé

—Hola, __________— saludó la mujer

—Danielle, no se presentaron apropiadamente, según recuerdo— dijo Kevin

—___________ Evans, un placer conocerte— dije alargando la mano

—El gusto es mío— dijo acercándose a besar mi mejilla, era unos centímetros más alta que y destilaba un rico olor a gardenias

—Pasen, por favor— me aparté y ellos dieron un paso

Una vez dentro me apresuré a cerrar el balcón y ellos me miraron, expectantes.

—Está helado este lugar— dijo Danielle

—Si... me quedé dormida con el balcón abierto— me acerqué a mover el termostato

—Bueno... vístete— sonrió Kevin, no había notado que Danielle llevaba una bolsa negra en los brazos

—¿Disculpa? — lo miré frunciendo las cejas

—Vístete, esta noche yo invito la cena

—¿Cena? — Danielle río

—Vamos, ___________ te ayudaré— me tomó del brazo y me introdujo en el baño

El cuarto era bastante grande, a decir verdad, pero yo sentía a Danielle demasiado cerca. Apoyó la bolsa en el perchero de la puerta y me volteó a ver.

—¿Qué es todo esto?

—Vamos, métete a bañar

—¡¿A bañar?! — la miré como si estuviera loca

—Sí, iremos a cenar, anda, verás que está bueno

—Pero...

—Tu que eres tan espontánea deberías confiar en Kevin, no lo conoces mucho... pero es muy parecido a ti

Me reí suavemente.

—¿A dónde iremos? — sus palabras habían suavizado mi humor

—Es una sorpresa

Comencé a desnudarme y de pronto alcé la vista, viendo a Danielle.

—Oh...

—No me molesta, adelante— me sonrió— Podemos no lavarte el cabello, si tienes demasiado frío

—No, está bien, hay secadora— murmuré

Me metí a la bañera y Danielle me pasó un frasquito que traía en la bolsa: era un jabón corporal, cuando lo abrí me sorprendió el olor a verbena tan rico que emanaba.

Lavé cada rincón de mi piel y por un momento olvidé la tortura del día, Danielle era una mujer agradable que sabía sacar charlas interesantes sobre lo que fuera, estaba contándome del gato que tenía en casa cuando Kevin tocó la puerta.

—Danielle... ya son las 8

—Oh si, ya vamos

Salí de la ducha y me sequé el cabello, esponjándolo. Danielle salió por un momento y yo me quedé con la bata de baño sentada frente a un tocador que se encontraba del otro lado de la habitación untando crema en mi cuerpo.

—Bien, tenemos 30 minutos antes de que Kev vaya por el auto— me informó mientras sacaba una plancha para el cabello y comenzaba a recogerme el cabello sobre la cabeza con una pinza; llevaba una maleta

—Danielle... ¿a qué te dedicas? — pregunté con algo de pena

—Oh, soy estilista— se río

No sé por qué, pero me deje hacer y deshacer, la morena planchó y peinó mi cabello, haciendo dos trenzas y uniéndolas por la parte trasera.

—Vaya... que hermoso

—Se ve perfecto en ti, el tono de tu cabello es muy bonito

—Gracias— murmuré

—Bien...— me miró cara a cara 

Y sin avisarme, aplicó una capa de primer sobre mi rostro.

—Hey...

—Prometo que no será demasiado

Me reí con ganas y dejé que hiciera lo que quisiera, suspirando; tras unos minutos más se enderezó.

—Esto es demasiado...

—Oh... lo siento yo...

—No, no — me reí— me refiero a todo esto, ¿cómo se los voy a pagar?

—Oh, no te preocupes— su risa era melodiosa— tu solo debes acompañarnos

—¿Sabes dónde está Joe? — pregunté sin querer

—Eeeh...

—Perdona, no busco incomodarte

—Vamos, levanta

Me levanté y ella abrió la bolsa por el cierre. Y entonces me di cuenta; yo no tenía nada para ir a cenar, ni de broma había metido algún vestido a mi maleta, y frente a mí, Danielle mostraba un elegante vestido color azul rey, largo y con un escote precioso.

—Ah, no, están locos sin creen que voy a aceptar eso

—Vamos, __________, ya aceptaste la mitad... si quieres lo regresamos mañana

Me quedé parada en medio de la habitación, abrazando mi bata; decidiendo si me acercaba o no. La morena tomó mi mano y ella misma me jaló. Bajó el cierre de la espalda y me lo ofreció y como robot, entré en él.

Todas las noches de mi vida [J.Jonas]Where stories live. Discover now