Capítulo XXIII

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Después de dormir por casi cinco horas, desperté con una maraña de cabello en la cara, _______ dormía plácidamente con la espalda pegada a mi pecho, podía sentir como el ambiente era más frío y su piel estaba templado, saqué mi brazo con cuidado y me levanté.

Abrí mi pesada maleta y saqué unos jeans, me calcé los Adidas y pasé por mi torso una camiseta con un grueso suéter de lana encima. Tomé mi celular.

—¿Si?

—Hey... solo llamaba para avisar... estamos en París

—¡Joseph! Excelente, que contento me siento ¿cómo está ________?

—Bien, llegó muy cansada, pero está durmiendo

—¿Me avisarás cuando salgan el tren, cierto?

—Por supuesto que sí

________ se movió entre las sábanas, salí por las puertas del balcón y cerré las puertas, recargué mi cuerpo contra el antepecho.

—Joseph...

—¿Si?

—Muchas gracias

—No es nada... — me rasqué la cabeza, algo incómodo— Eh... ________ y yo iremos a cenar, será mejor que la despierte

—Por supuesto...

—Nos vemos pronto

—Así será

Colgué el aparato y entré de nuevo, _________ estaba profundamente dormida aún. Me incliné sobre ella y olisqueé su cabello.

—Hey...— besé su hombro desnudo y ella volteó débilmente, con un par de ojos entrecerrados y la nariz colorada

—Esa no es manera de levantar a la gente, Jonas— me reí contra su piel

—¿Quieres ir a cenar?

—¿Tan tarde es? — preguntó incorporándose y tapando su pecho con el cobertor para ocultar su desnudez

—No realmente, pero debes tener hambre

—No mucha... la verdad...— añadió mordiendo su labio

—La verdad...

—La verdad me gustaría ver la torre de noche— sus ojos tenían ese extraño y hermoso brillo

—Podemos cenar en un café que esta junto a ella, se ve perfectamente

—¿Cuántas veces has estado aquí?

—Unas 7 u 8 ...— me senté en la cama, mientras peinaba su cabello desordenado

—¿Kevin vive lejos de aquí? — yo reí

—Su casa está en la isla de Saint-Louis, le gustan los lugares silenciosos a decir verdad... pero la mayoría de sus restaurantes están repartidos por todo el país, exceptuando el que está en la ciudad, que el mismo atiende, no está lejos del centro

—¿Has comido ahí?

—Un par de veces, cuando...

Me callé de pronto y examiné mis palabras, que se había secado en mi garganta, ella me miró y sonrió.

—Puedes decirlo...

—Cuando... cuando lo de Emily— me aclaré la garganta— cuando lo de Emily... vine a pasar una temporada con Kevin y desayunaba casi todos los días con él

—Ya...

*___________*

París, la ciudad del amor, había ayudado a curar un corazón roto ¿eh?... Me imaginé un Joe sentado en una mesa, solo, con unas ojeras enormes y una botella de agua mineral sobre el mueble...

Todas las noches de mi vida [J.Jonas]Where stories live. Discover now