Todas las noches de mi vida [J.Jonas]

Capítulo XXXV

       
Desperté en una cama que no reconocí como mía, ni como de Joe, estaba extrañamente cálida y podía sentir su aliento detrás de mí. Joseph tenía el semblante más bonito cuando dormía, sereno y lleno de paz; volteé mi cuerpo y acaricié su nariz, pasé la mano por su mejilla y me acurruqué contra su calor.

—Evans...— musitó con voz pastosa

—Sí, sí es manera de despertarte

—Solo tú...— me estrechó contra él

—¿Cómo es que mamá y papá sabían que vendríamos?

—¿Disculpa?

—¿Cómo es que ellos sabían?

—Oh... es una historia graciosa

—Cuéntamela, no tengo idea de que hora sea, pero sé que tenemos todo el tiempo del mundo— miré las gruesas cortinas, nada de luz, la suficiente para poder observar bien a Joe y nada más, la habitación estaba casi a oscuras

—Bueno... ¿recuerdas nuestra cena en el restaurante italiano? Cuando te propuse venir a Europa, a París

—Sí...

—Recibiste un mensaje de Sara... diciéndote que no vendrían para el cumpleaños de tu padre, así que yo... pues simplemente contacté con ellos

—¿Cómo?

—Mi padre— me reí

—Tu padre tiene contactos donde sea

—Sí, uno de sus compañeros trabaja con tu padre, es cliente o algo parecido

—Ya... mi papá te adora, Joseph

Volteé para distinguirlo bien y le pasé la mano por la cara, él alzó las cejas y sonrió inocentemente cuando le toqué los labios.

—¿Cómo así?

—Sí, es un hombre que tiene dos facetas— él se río— verás...

Se acercó a mí y me jaló contra su pecho, transmitiéndome calor.

—Veré...— murmuró

—Por una parte, ama los negocios— le besé la punta de la nariz— por otra, las aventuras, le recuerdan mucho a mi abuelo... Liam desgraciadamente jamás fue bueno para ninguno— me reí amargamente— solo le agradaba a mi madre y jamás trató demasiado a James, seguro que no le agradaba igual

—Pero yo si

—¡Oh, si! Y eres perfecto, mi papá adora tus aventuras, mi mamá admira mucho tu trabajo y mi hermano... mi hermano al parecer gusta de tu simpatía

—Estupendo

—Que no te avergüence decir que eres un geniecillo, mi hermano es muy parecido a ti, obtuvo el título mucho antes y está a punto de terminar la maestría, igual que tú... —él se río

—Si... no suelo presumir mis virtudes

—De nuevo... lamento mucho como me comporté, yo... estaba asustada y...

—Shh...— me puso un dedo sobre los labios— entiendo... dejémoslo por la paz ¿de acuerdo?

—De acuerdo...

Me besó tiernamente en los labios y me pasó la mano por el costado del cuerpo que no tocaba la cama, deteniéndose en mi trasero, me tomó el muslo y poco a poco se posiciono por encima de mí; lo miré y sonreí contra su sonrisa, abriendo las piernas otro poco, podía sentir como la tela de su pants comenzaba a crecer conforme nuestros besos incrementaban.