jueves, 17 de diciembre. 2015

19 2 0
                                    

Las vacaciones de navidad estaban a la vuelta de la esquina y los exámenes habían finalizado.
Debido a lo ocurrido con su madre, algunas de sus notas habían bajado un poco pero aprobó todo por suerte.
Su trabajo comenzaba ese mismo día. Sería dependienta en la tienda de ropa de la marca "Hollister". Como era una tienda relativamente cara, le pagaban bastante bien.
Tae había querido acompañarla a su manera.

— Iré, tengo que comprarme unos pantalones.

— ¿De verdad? Hollister es caro y nunca te vi nada de ahí —dijo sospechando un poco Hypatia.

Últimamente actuaba de una manera un tanto extraña. Sospechaba que entre ellos había algo más que una amistad pero se lo estaban escondiendo. No entendía por qué le harían eso pero podía notarlo. Tae actuaba de una manera diferente con Mina. Más aún de lo que ya lo hacía. Era más protector, le buscaba continuamente con la mirada si no la tenía al lado. Parecía algo obsesivo y bonito al mismo tiempo.

— Sí. Hay que probar cosas nuevas.

— Tae si quieres yo te los llevo. Preferiría estar sola hoy.

El chico se mordió el labio por dentro notándose un poco por fuera cómo los apretaba. Era su primer día en el trabajo y no estaba entre sus planes dejarla sola pero tampoco debía ser tan protector. Tendría que aguantarse.

Mina había querido ir sola porque necesitaba sentirlo así. Volver a ser la que era pero más responsable.

Había dos cosas que le estaban resultando peculiarmente complicadas.

— Bien. Azules, talla 2.

Estas dos cosas no estaban relacionadas entre sí.
La primera era muy fácil de arreglar comparada con la segunda.
Limpiar la casa y hacer la comida era lo que le estaba resultando más complicado. No porque fuera difícil sino porque entre el instituto, los exámenes y el funeral no había tenido tiempo para preocuparse de esas cosas y ya no le quedaba ropa.

La segunda era la más complicada. Le había costado demasiado aceptarlo y no le gustaba nada.
Pero lo aceptaba, sobretodo después de el apoyo que había recibido por parte de Tae el sábado.
Le gustaba. Posiblemente más que gustar.
Y era toda una putada.
Porque entre ellos jamás pasaría nada.
Porque ni aunque él la quisiera, ella no quería nada con él.
Serían amigos siempre.
Nada más.




Era fácil trabajar en la tienda. Tenía que ordenar algunas cosas, repones otras y atender a los clientes con una sonrisa. Nada que no pudiera hacer. Se le complicaba un poco lo que de normal habría sido más fácil. La sonrisa. Pero se dijo a sí misma que le vendría bien, que tenía que volver a ser la misma y sonreír.

        — Perdone. ¿Hay de estos en una talla más? No me vienen —le llamó un chico.

Era joven. Debería tener un año más que ella como mucho. Era bastante guapo. Lo que más le gustó fueron sus ojos. Además, estaba bastante bueno. Comprendía esa necesidad de una talla más. Tenía el culo como dos pelotas de fútbol. Bueno, eso quizá fuera exagerar. Pero podía asegurar que no era plano.

       — De la sección de chicos se encargar los chicos —aclaró ella con una sonrisa cordial de disculpa.

        — ¿No puedes hacerlo tú? —pidió el chico amigo tímido rascándose la nuca —. Es que soy... bueno... gay. Hace poco que me declaré abiertamente así y me cuesta aún un poco hablar con los chicos.

Mina no tardó en comprenderlo.

        — Comprendo. No pasa nada. Espera aquí un momento que voy a ver al almacén.

Apart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora