martes, 10 de noviembre. 2015

11 2 0
                                    

Las cosas entre Tae y Mina eran sumamente extrañas. Habían avanzado y seguían haciéndolo pero cada vez se sentían más incómodos con la compañía del otro.
Mina estaba insegura porque temía que él quisiera ahondar en sus sentimientos y averiguar más sobre su vida y qué había sido de ella.
Tae estaba incómodo porque comenzaba a sentir cosas que nunca había sentido antes y que todavía no lograba entender. Sabía que amor no era pero ya no la veía como una amiga. Al menos, no desearías besar ni proteger a una amiga y mucho menos la celarías. Estaba jodido.

— ¿Tenéis clase con Light? —preguntó la profesora apareciendo por la esquina del pasillo.
Más de uno tuvo un pequeño ataque cardíaco durante dos milésimas de segundo.

La típica chica que en clases no hace más que hablar apareció en esos momentos para hablar con la profesora. Mina rodó los ojos soplando el pelo que se había puesto delante de ellos. Esa tipa le caía mal.
No llevaban mucho en la misma clase pero no lo necesitaba para ver lo hipócrita que era. Odiaba a ese tipo de gente. Sí, se odiaba a sí misma.

— Sí. No ha venido, ¿verdad?

— No. La biblioteca está libre así que podéis ir pero al patio no porque están dando Educación Física.

Todos asintieron felices de tener una hora libre. A excepción de dos. Mina y Tae. La única amiga que tenían en común ese día no había asistido a clases porque estaba mal del estómago. Sería muchísimo más incómodo tener que estar solos...
Mina quiso tirarse por la ventana pero como sería demasiado raro y encima más que matarse se haría daño decidió seguir a su clase hasta el aula.

¡Uh! ¡Idea! Mina tuvo una idea. Podría irse con sus supuestas amigas. Aunque dejaría solo a Tae pero tampoco pensaba que eso pudiera importarle mucho. Le preguntaría y, si él accedía, se marcharía.

— Esto... Tae —lo llamó tomándolo del brazo.
Malas manías, se reprimió.
Como siempre, él no habló pero hizo un gesto de "dime".

— ¿Te importa si voy con mis amigas? —preguntó señalando a un grupo de chicas que hablaban emocionadas de algún tema que seguro que no le importaba en absoluto.

Sí, le importaba. Si se iba se quedaría solo y, aunque en un pasado estaba acostumbrado, se había acostumbrado a su presencia. No se le hacía desagradable. Más bien todo lo contrario. Se le hacía reconfortante. Pero, claro, no podía simplemente decirle eso. Frunció por una vez los labios en vez del ceño.
No sabía qué responder. Sorpresivamente, Tae no hablaba porque no tenía palabras y no porque no quisiera.

Mina se dio cuenta de esto y sonrió. Aw, nunca pensó que Tae le parecería tierno.

— Da igual, me quedaré contigo, TaeTae.

Se sentaron en una mesa apartada de los demás, como siempre. Al parecer ambos tenían predilección hacia esa manía de evitar a las personas.

Silencio. Aunque, claro, eso era un inconveniente.
Cruzaron las miradas un segundo pero, al momento, las apartaron incómodos. Eso pasaba demasiado a menudo últimamente. ¡No era cómodo!
Pero, ¿qué podían decirse? ¡Uno ni siquiera hablaba!

— ¿Te lo pasaste bien en Halloween?

Mina se dio una bofetada mental. Vaya manera de sacar tema más estúpido. Encima volvía a Halloween.

— Sí. Tú también.

— Sí.

— Era una afirmación.

— Ah.

"Dios, si me amas, MÁTAME" imploró mentalmente Mina.
Era la conversación más incómoda de su vida. Pero, al parecer, Dios, en vez de matarla, prefirió darle una idea.

Lo incomodaría. Hacía un tiempo que no hacía eso y era divertido.

Con un dedo tocó su mejilla hundiéndolo. Él se apartó confundido y ella decidió pasar a su pelo.
Con toda la palma lo pasó gustosa de deshacerlo pero se sorprendió el doble.
Una por lo sumamente suave que era y la otra por el inesperado agarre que había hecho Tae en su muñeca para detenerla.

— Ni se te ocurra, niña estúpida.

Estaban bastante cerca así que Mina quiso intentarlo con su otra mano, ¡era muy suave! ¿Qué chica se resiste a el pelo suave de un tío? Ninguna. Pues ya está.

Acercó su otra mano rápidamente dispuesta a tocarlo de nuevo pero, no había ni rozado su pelo antes de que la otra mano del chico se ocupara de la suya.
Mierda. Ahora sí que estaban cerca.
Se miraron unos segundos a los ojos. Mina tuvo ganas de lamerse los labios pero no quiso ser tan cliché y tampoco se apartaría. Así que, desafiante levantó la mirada enviándole una clara de desafío que el chico aceptó gustoso.

Mina recordó el poema de Becquer. Ese tan corto de rimas y leyendas.

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

Cursi. Pero ella no lo pensaba así. Bueno, quizá sí.
Al fin y al cabo el chico era todo un misterio y bastante bello a la vista.
Seguro que se podría sacar grandes poemas de un individuo así.
Una pena que ella no supiera escribir.
Bajó su mirada, dándose cuenta de que estaban más cerca, sus narices podrían incluso rozarse. Sintió un golpeteo en el pecho, comenzaba a ser demasiado.

Tae solo estaba tratando de controlarse. Nunca había estado tan cerca de una chica y, mucho menos, durante tanto tiempo. ¿Tenía que ser precisamente Mina? ¿La niña estúpida que le provocaba dolores de cabeza?
Lo peor eran las ganas que tenía de eliminar el mínimo espacio que había entre ellos. Le tentaba tan jodidamente tanto.
Pero nunca había besado y no pensaba hacerlo por primera vez así.

"Tenían que alejarse" pensaron ambos como conclusión.

Y no hablaban solo físicamente.

Apart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora