8. El sueño de Kaleb.

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Channing, el hijo de Honey, es lindo y tiene unos rizos rubios encantadores, es un niño de dos años precioso. Honey parece estar orgullosa de él.

—¿Y el papá? —pregunta Baxter sin despegar los ojos de la carretera.

Aún quedaban un par de kilómetros para llegar a la granja.

Escucho un suspiro de Honey y hago una mueca.

—Huyó el infeliz —responde.

Baxter se detiene en seco y es como si sus hombros se fueran abajo por la frustración y decepción.

—¡Por la mierda! —exclama y Honey pone sus manos en las orejas de Channing—. Qué decepción que ellos se vayan... hacen quedar mal.

Honey se frustra, así que me frustro con ella recordando a Cole.

—¿Y el tuyo? —me pregunta Honey.

—También huyó —respondo.

Ella y yo chocamos las palmas, hay que encontrar algo de gracia en estas situaciones desafortunadas.

—Cada vez que un hombre huye, Bax tiene un tipo de colapso —bromeo.

Honey ríe, Baxter me mira mal pero luego empiza a reír junto a nosotras. Channing va muy despierto, como si no lo hubieran levantado para venir.

La mamá de Honey es una señora muy agradable, nos acepto como los nuevos amigos de su hija y de su lindo nieto y dejó que ellos vengan a comer con nosotros, en nuestra celebración por mi reinado de frutas.

—¿Cómo lo afrontaste? —pregunta Baxter. Se preocupa por la madres solteras, me encanta que tenga modales.

—Primero lloré, luego seguí llorando hasta casi secarme, después me dije que él no merece tanto de mí —dice y luego sonríe—. Ni siquiera el hijo tan hermoso que yo podía darle, así que dejé que se fuera. No lo necesité antes y no lo necesito ahora, estoy bien con mi hijo viviendo una vida simple.

Sonrío, es una chica fuerte. Nos relata que Channing es un niño algo raro y complicado, que le hemos caído bien porque usualmente no se le acerca mucho a las personas... y menos cuando se le acercan a su mamá.

—¿Saben? Acabo de llegar a la simple conclusión de que estoy rodeado de chicas fuertes —dice Baxter.

Honey y yo sonreímos, hace que mi corazón lata con fuerza. Y es allí cuando me doy cuenta de que tiene modales y es dulce.

Baxter Finnegan Lawler es jodidamente dulce.

Llegamos a la granja, Channing baja y con sus pasos torpes se deja cautivar por Charlotte, la gallina. Honey sale detrás de él mientras Baxter y yo bajamos de la camioneta.

—Oh, ya te quiero ver así —sonríe Baxter en mi dirección.

—Oh, cállate —le digo riendo.

Entramos los cuatro a la casa y Honey dice que es un lugar bonito y acogedor. Lo afirmo.

Entonces, mientras Honey me cuenta algunas cosas de la maternidad, Bax se va a la cocina para preparar la comida.

—Vomitarás todo el tiempo —me dice, lo afirmo. Vomito todas las mañanas sin falta—. Te picará el vientre pero no te rasques, siempre tendrás sueño y estarás tan sensible que si alguien te dice que te ves hermosa vas a llorar por una hora.

Me sigue contando y me sigo riendo, Channing pido su biberón y del bolso que Honey trae consigo se lo da y él se recuesta en el sofá de al lado. Ella de vez en cuando le da una mirada para asegurarse de que esté bien.

La cena, como era de esperarse, está deliciosa. Baxter tiene manos de ángel, ¿ya lo he dicho? Es que este hombre podría cumplir las expectativas de cualquier mujer.

—¡Oh, Dios! —exclama Honey—. Tú, ¿tienes manos de ángel o qué?

Baxter se encoge de hombros con un poco de sonrojo en esas mejillas pecosas. Pero Honey sigue.

—¡Tú podrías destronar hasta a la mejor ama de casa! —lo mira—. Podrías ganarle al mejor chef de la televisión.

Baxter sigue rojo mientras agradece las palabras de Honey. Pero ella no miente, él tiene una buena sazón y cada día me deleita con un buena comida y quizás... con la vista.

—Ya veo por qué amas la comida de este hombre —me dice.

—¡Oh, hasta el desayuno es delicioso, sin dudarlo! —exclamo.

Channing está dormido en el sofá, Honey le echa vistazos mientras se deleita con la comida. El postre es una crema chantilly y fresas.

Luego se levanta y saca dos copas, las llena de vino y después sirve más jugo de naranja en mi vaso.

—Bien, vamos a brindar —él dice y le entrega una copa a Honey—. Por la reina de las frutas.

Nos reímos y alzamos las dos copas y mi vaso de jugo. Los chocamos y luego tomamos el líquido.

Al final, Honey y Channing tiene una habitación para que duerman porque es tarde para que se vayan al pueblo. Me cambio a mi pijama después de una ducha, me saco el maquillaje y dejo mi cabello suelto.

—Pepper —me llama Baxter, lo miro con atención—. Yo, te venía a...

Se queda a media frase, me mira a los ojos.

—A darte las buenas noches, que descanses —me dice finalmente.

—Buenas noches, Bax —le digo con una sonrisa.

Me acerco a él y beso su mejilla, la beso muy lentamente y no sé el objetivo de esto... no sé por qué lo hago.

Él me mira fijamente y luego asiente con su cabeza, se va y yo cierro la puerta de la habitación.

Cuando descanso mi cabeza sobre la almohada, mi celular suena y es Kal. Cuando contesto está algo agitado y extraño.

—¡Adivina qué acabo de soñar! —me grita con emoción.

Ruedo los ojos, estoy algo cansada.

—¿Qué?

—¡Soñé que Baxter y tú se enamoraban!

¡Ayúdame, Baxter!Where stories live. Discover now