23. Una fuente de felicidad diferente.

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Casi acaba la visita de la hermana de Baxter y Somer. Jenna es una chica realmente agradable, con un buen sentido del humor y a veces con un carácter fuerte. Ya la he visto halarle la oreja a Baxter.

—Todo está listo para el evento de mañana —Jenna sonríe—. Murray tomará un vuelo hoy en la noche y vendrá con su familia. Mañana todos iremos a la bella ciudad.

Baxter sonríe y asiente. Me siento para recibir el desayuno que Jenna ha preparado para nosotros.

—Espero que a mi sobrina le guste lo que he cocinado —ella sonríe y pasa sus manos por mi vientre en una caricia—. Yo no cocino como Baxter, que nació con manos de ángel, pero me defiendo.

Río y me siento para probar la comida que me llama a gritos. Está rica, no tiene la sazón de Baxter, pero sabe realmente bien.

—¿Y bien? —Jenna me mira con una sonrisa, esperando mi respuesta... o más bien, de Crystalie.

—A tu sobrina le gustó mucho —le digo y ambos hermanos sonríen complacidos.

Veo de reojo a Somer, que está hundida comiendo su desayuno. Pero esto no me divierte. Si bien Somer no me cae tan bien, tampoco le deseo el mal y mucho menos con la explicación que me dió Baxter.

—¿Qué se siente estar embarazada?

La pregunta de Jenna me hace dar un respingo. Sonrío.

—Bien, es una experiencia increíble que todas las mujeres merecen pasar, en serio —miro a Somer, intento decir algo apropiado—. A cada una le llega a su tiempo.

—Tienes razón —dicen los hermanos Lawler.

El desayuno se va en un silencio poco agradable y agradezco cuando Baxter me saca de ahí.

Voy a granero en busca de algún tipo de compañía, ya que Baxter y Jenna se encargan de las últimas cosas para el evento de mañana.

—Hola, Charlotte —sonrío a la gallina que está en su nido.

Ella no me entiende y no me hace caso porque quizás yo no tengo ese instinto con los animales como Baxter.

—A él se lo ve feliz, ¿sabes? —la voz de Somer me hace girar.

La mira fijamente, sin saber con plena exactitud a qué se refiere.

—¿Qué?

—Me imagino que él te contó —dice y se adentra en el granero—. Lo vi mal cuando se lo dije, no era el Baxter que yo conocía. Cada visita era triste, su expresión cambiaba al verme.

Nos sentamos en unos pequeños bancos que Baxter ha puesto en el granero. Un momento de silencio, hasta que vuelve a hablar.

—Pero ahora lo veo feliz, la manera en la que te mira es tan dulce —dice y me sorprende que ella me esté diciendo todo esto—. Tiene alegría en sus ojos, ¡tú le has dado esa alegría!

—Baxter ha sido una buena persona conmigo —digo—. Merece toda la alegría que este mundo pueda darle.

—Cada persona que lo conoce dice eso, ¿sabes? —ríe—. No te ves como una mala persona, Virginia. Pero debo pedirte aún así, que lo hagas feliz porque Baxter Lawler lo merece y tú te has ganado esa mirada.

Me quedo en silencio durante unos segundos. Se siente mal, porque en realidad Baxter no es el padre de Crystalie. En realidad Baxter y yo no estamos enamorados, solo es un gusto  mutuo... supongo.

Entonces me digno a responder:

—Yo me encargaré de darle la felicidad que merece junto a nuestra hija.

Ella asiente y veo la sombra de una sonrisa.

—No mentí cuando dije que a todas las mujeres nos llega la hora de traer vida a este mundo —le digo, le doy un empujón amistoso y ella me sonríe de manera ligera—. Ya te llegará la hora, Somer. Solo hay que saber esperar.

—Sí, solo esperar —asiente.

Se va del granero cuando Baxter entra en este con el ceño fruncido y las manos en los bolsillos. Se acerca a mí con duda.

—¿Eso fue una conversación normal con una novia de mi adolescencia?

Sonrío y por puro gusto mis brazos rodean su cuello mientras sus manos están en mis caderas. Ay, padre.

¿En dónde te estás metiendo, Rowe? ¿Por qué este territorio es tan poco conocido para ti?

—Deja de ser normal cuando me recuerdas que fue tu novia de la adolescencia —le digo rodando los ojos y escucho su risa.

—Entonces, ¿todo bien? —pregunta.

Asiento sonriendo.

—Todo bien.

Salimos del granero a paso lento, Jill nos recibe con entusiasmo al vernos y estoy segura de que ya no le tengo miedo al cerdito.

—Mírate, mujer fuerte —dice Baxter con una sonrisa, mirándome—. Ya no huyes de un cerdito.

—Oh, cállate —le digo riendo.

Nos quedamos en el patio hablando, porque calor no perdona.

Una vez más ando en top con mi vientre al descubierto y puedo ver como Crystalie se mueve con energía.

—¿Sabes? —me dice Baxter—. Yo creo que Crystalie será futbolista.

—¿Qué? ¡No! —río—. Solo es enérgica, no creo que sea futbolista.

—Ya la veré con un balón.

Me río mientras evito rascar mi bolsa de canguro con todas las fuerzas de este universo. ¿Saben qué más no perdona? La picazón.

—¿De qué hablaron Somer y tú?

Lo miro de reojo. Supongo que de nada me sirve ocultárselo, ella parece conocerlo mejor que yo y a lo mejor ella misma se lo menciona.

—Me pidió que te hiciera feliz —le respondo sin mirarlo.

Empiezo a arrancar pasto de la tierra mientras espero a su respuesta.

—Vaya.

—Uhum.

Esas respuestas cortas no me vienen bien, siento que algo va mal pero sé que solo son ideas en mi cabeza.

—Me gustas, ¿entiendes? Es igual en cualquiera edad; eres niño, te gusta la niña del lazo bonito y eres feliz porque le gustas. Eres adolescente, te gusta una chica y le gustas. Eso te hace feliz.

Lo miro con el ceño ligeramente fruncido. Y él hace que sus dedos se queden entre mi cabello, es un gesto dulce.

—Lo que quiero decir, es que a mí me hace feliz gustarte porque me gustas. Entonces ese hecho te involucra, así que por consiguiente, me haces feliz.

Tiene razón, es igual en cualquier edad.

Él acaba de decir que yo lo hago feliz y analizando sus palabras, mi corazón se va a salir. Ay, padre. No había experimentado esta sensación, nunca una simple declaración así me había alterado tanto.

Qué alguien te diga que eres una de sus fuentes de felicidad es una linda forma de perder la estabilidad.

—También me haces feliz, Baxter.







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Muchísimas gracias por los 5k😭💕 Qué bonito todo😪❤

¡Ayúdame, Baxter!Where stories live. Discover now