34. Honick y Baxper.

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Viví bien estos diecinueve años de mi vida; joyas, tarjetas de crédito, ropa costosa, un auto último modelo, sin hacer nada por mi propia cuenta, una vida cómoda.

¿Cambiaría todo eso por quedarme con Baxter?

—Me quedo —respondo.

Sería estúpido de mi parte dejarlo ir, ¿dónde me voy a encontrar a alguien que me trate de la manera en la que él lo hace? Ni aquí, ni en la China, seguro.

Lujos no tengo, o al menos no todos. Pero me he acostumbrado a esta vida llena de cosas simples, pero muy significativas.

—Me das más de lo que alguna vez imaginé —tomo su rostro entre mis manos—. Hemos vivido bien estos seis meses, Baxter. ¿Por qué de repente la... inseguridad?

Claro, el defecto.

—Cole me saca de mis casillas —me dice. Besa mi frente—. Lo lamento, pero tenía que preguntarte. Tenía miedo de cuando te des cuenta de que conmigo no tendrás las cosas tan... lujosas que tuviste antes de estar embarazada.

—Baxter, basta —corto el tema—. Tú y yo estamos bien. Estoy bien, ¿lo puedes entender?

—Bien, lo lamento.

Nos quedamos en silencio un par de minutos. Hasta que él rebusca en su maleta, cuando parece parece encontrarlo, me mira.

—Esto —toma mi muñeca y me coloca una pulsera de plata con mariposas brillantes y pequeñas. Es preciosa—. Es una joya familiar, creo que tú mereces tenerla.

»Virginia, no sé a dónde nos estamos dirigiendo. No sé si es que esto vaya a funcionar después de hacerlo oficial, pero quiero que sepas y tengas presente que siento muchas cosas por ti. Llegaste a mi vida... y a la granja, para alegrarme. Apartaste mi soledad desde el comienzo de todo esto y yo tengo que agradecerte por eso. Yo no te prometo un para siempre, pero puedo prometerte que haré todo lo que esté en mis manos para que esto funcione y dure. Y la pulsera, bueno, es mi manera de pedirte que seas oficialmente mi novia.

Creo que mi corazón va a salir y voy a vomitar de la emoción que siento ahora.

—¡Sí, maldición, sí! —exclamo y me lanzo a sus brazos.

—Es bueno que demuestres emoción, ¿eh? —me sonríe.

Besa mis labios por un largo tiempo y me siento bien. Me siento... ¿completa? Si es así como se siente, me gusta mucho.

Una sesión de besos algo larga. En realidad, muy larga. En medio de charlas y risas.

—¿Recuerdas cuando dije que nunca tuve vínculo sentimental con Cole?

—Sí, lo recuerdo —contesta.

Le sonrío y acaricio su rostro.

—Eres mi vínculo sentimental.

***

Honey grita eufórica, parece loca pero me contagia su emoción. Baxter y Kerrick se han ido a ver algo de la comida, Honey ha venido a verme.

—¡Lo sabía, soy una jodida bruja!

—Calmada, calmada —río—. Vamos a ver el desenlace de todo esto.

—Oh, cállate —me dice—. Déjame emocionarme.

Ruedo los ojos y dejo que ande con todos sus gritos por la habitación.

Quince minutos después, Kerrick y Baxter llegan con el desayuno y estoy encantada de todo lo que veo. Sí, eso incluye a Baxter.

Kerrick se va a desayunar con su hermana mientras nosotros nos quedamos en la habitación.

—Ayer Summer se quedó con Chan.

Miro a Honey con una ceja alzada, está removiendo la fresa en la nutella repetidas veces.

—Escúpelo, Bennett —le digo—. Dime qué fue lo que hiciste.

Entonces ella toma un respiro y sé en ese momento que me perdí de mucho anoche cuando Baxter y yo estábamos aquí, en la cabaña.

—Me emborraché otra vez, ¿bien? Pero no me culpes, ya suficiente cargo de conciencia tengo —empieza a hablar—. Kerrick me dejó en la cabaña, pero lo detuve y pasó lo que no tenía que pasar.

Abro mi boca con sorpresa, Baxter la mira con los ojos muy abiertos. Esto no lo vi venir.

—¡Tú... ay, eso no lo vi venir! —digo con voz muy alta.

—¡Mis oídos! —exclama Baxter—. Son detalles de chicas, por favor. Basta, mi mente.

Lanzo una carcajada a todo lo que Baxter dice. Su rostro está rojo y sigue cubriendo sus orejas con las manos, mantiene su ceño fruncido.

—Lo siento, en verdad —Honey sin emoción, se ve bastante estresada—. No quiero volver a embriagarme, siempre termino metiendo la pata.

No puedo evitar reír un poco. Ellos están haciendo las cosas al revés, pero me agradan como pareja.

—Necesito un nombre ship —digo.

—¿Qué te parece Honick o Kerney?

Miro a Baxter con el ceño fruncido y niego con la cabeza. Ninguno de esos dos nombres me convencen.

—A mí me gusta Honick —dice Honey.

—Está bien —me rindo.

Ella sigue desayunando, parece algo estresada. Quizás las cosas no se están dando como ella espera, pero Kerrick no es malo.

—¿Les gusta Baxper? —nos pregunta.

—A mí me gusta —Baxter sonríe y se encoge de hombros.

A mí también me gusta, la verdad.

Dos días después, me alegra ver la granja y a los animales. Jill nos recibe con su sonido extraño.

—¡Mira, qué lindo cerdo! —exclamo.

Pulgoso está con nosotros, lo había dejado con Kaleb. Todo parece estar en orden aquí en casa.

—¿Te molesta si tomo una siesta?

Baxter me mira, me siento en el sofá esperando su respuesta. Quizás me necesita, o necesita mi ayuda en algo, uno nunca sabe.

—No, descansa —sonríe.

Todavía me pregunto qué hice bien en esta vida para que me mandaran a este hombre.

Me gusta eso de demostrarle a Cole que no tiene razón –a pesar de que él no lo vea–. Una vez escuché en una novela de la abuela, de la cuál fue protagonista en su juventud, de que si el amor se dejaba llevar por las clases sociales... no era amor.

En lo personal, no sé si esto es amor, no sé si así se siente estar enamorado, pero hasta ahora... se siente bien.

Pensé que todo iría excelente a partir ahora... pero que equivocada estaba.

¡Ayúdame, Baxter!Where stories live. Discover now