33. ¿Te quedas o te vas?

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Es una completa y jodida vergüenza que mientras todos hablen, yo esté luchando con cuerpo y alma para no quedarme dormida. No, no es por mala educación. Tal como dijo Pearl, la doctora, me da más sueño del normal y parezco niño de primaria durmiéndose temprano.

Kerrick conducía sin dejar de hablar con Honey. Íbamos en una furgoneta de su familia, lo que significa –y agradezco– que Baxter no se va de mi lado.

—Channing, no te duermas —le dice Honey al niño. Ambos van en el asiento de copiloto.

Pero Channing ya está más allá, que acá.

—Channing no es el único que se va durmiendo —murmura Baxter, lo miro y me sonríe.

—No es culpa mía —murmuro.

—Seguro que no —aparta mi cabello y besa mi frente—. Duerme un poco.

No, claro que no.

Todos conversaban, Kerrick le decía algo de una cita a Honey, Summer iba diciéndole a Baxter algo sobre que no estaremos solos en las cabañas. Como son algunas –y son del padre de los River– él las ha alquilado a otras personas también.

—Espero que sean personas buenas y agradables —le dice Summer.

Baxter asiente. Voy del lado de uno de los vidrios, mi cabeza va asentada en este mientras siento cómo Baxter me toma de la mano y entrelaza nuestros dedos.

—Ustedes hacen bonita pareja —nos dice Summer sonriendo.

Y tú con mi hermano, también.

Baxter como hombre orgulloso, va agradeciendo y parece que va a tirar rosas y orquídeas.

Pero en el tema de que ella haría linda pareja con Kaleb, yo veo química, física y aritmética entre las personas donde no las hay. En primer lugar, porque Kaleb y ella no se han conocido... todavía. Además mi tonto hermano anda con una chica que no sé ni de dónde salió.

—¡Llegamos! —exclama Kerrick.

El mar es precioso. No es la primera vez que vengo, pero no lo había hecho en mucho tiempo.

Todos parecen estar de buen humor, nos asignan una cabañar para cada uno. Me toca, claramente, con Baxter. Una cabaña para Channing y Honey, y otra para Summer y Kerrick.

—Yo desempaco —me dice Baxter.

Niego con la cabeza. Sé que me estoy comportando como una amargada, pero mi mal humor sólo crece.

—Tienes que descansar —me dice.

—No, puedo hacerlo —respondo.

Me quita las maletas y las pasa a su lado de la cama. Empieza a meter las prendas –tanto suyas, como mías– en los cajones de madera.

—Lamento si estoy como una anciana amargada, es solo que... —ni siquiera me deja terminar.

—Comprendo, Pepper —sus manos están en mis hombros—. Tienes siete meses de embarazo, los pies se están hinchando, la espalda te duele y te da un sueño terrible. Comprendo todo eso, puedes descansar.

Besa mi frente y con eso es suficiente para irme a la cama para dormir un rato.

¿Dormir un rato?

Cuando despierto, ya casi estaba cayendo la noche. Nadie estaba en la habitación.

Me duché, me puse un bonito vestido y salí. La arena era relajante bajo mis pies, más cuando estaba tan limpia.

A lo lejos veo a Baxter sentado junto a Summer riendo. Ella está en traje de baño y tiene una figura envidiable. Y esto es nuevo, porque siento como mi estómago se remueve de una manera desagradable. Ay, no.

¡Ayúdame, Baxter!Where stories live. Discover now