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Eran alrededor de las nueve inmedia de la mañana cuando los mellizos Pines ya habían llegado a la cabaña.

Para Dipper todavía le parecía increíble que todo haya sucedido tan rápido, juraba que apenas hace días se desesperaba por regresar a Gravity Falls, y ahora... ya se encontraba ahí.

Un año... un larguísimo año.

Por lo que llevaba un año y poco más de un mes siendo novio de Bill... Aunque ahora le preocupaba que él ya no lo quisiera como tanto decía.

Stan les había informado, que los Cipher llegarían un poco atrasados ya que surgió algo de improvisto y que lo sabrán cuando ellos estén aquí y les expliquen.

Tranquilo muchacho, no comas ansias. — dijo Stan con una sonrisa alentadora y mirando a Mabel cómplice. Era obvio que el viejo dijo aquello con doble sentido, pero como el Pines menor era tan torpe en ese tipo de cosas (aún) y despistado, no se había dado cuenta.

Mabel le aconsejo que diera una vuelta, saliera y despejará su mente, que se tranquilizara y Dipper accedió. Salió de la cabaña, luego desempacaria sus cosas junto a su gemela. Probablemente iría a comprar alguna botana o un refresco en algún local del pueblo.

Mientras ella se quedaría para conversar con Soos sobre la relación entre el Pino y el Triángulo. O como ellos decían en nombre clave: OTP.

Algo que nadie más que ellos dos sabían, es que la obra realizada el año anterior de caperucita roja donde Bill era la caperuza y Dipper el lobo... en realidad fue escrita por Soos. Era un secreto muy guardado. Y Soos estaba feliz por que al fin ellos dos se convirtieron en pareja.

(...)

El castaño después de varios minutos había llegado a un local, realmente no le importaba que fritura agarrar, simplemente la tomó y le fue apagar.

Salió del lugar con calma pero no muy concentrado en lo que sucedía a su alrededor. Era una suerte que todavía no se había perdido. En un año, el pueblo no había cambiado prácticamente nada.

Siguió caminando hasta que por fin su mirada se clavo en la botana que traía en sus manos.

Era unas Doritos negro. Recordó en breve como fue que Bill y él se conocieron y sonrió tiernamente. Aunque recordaba apenas que fueron unos Doritos de color rojo y no negros... ¿Sería demasiada casualidad qué...?

Miró al frente esperanzado aunque... no encontró ninguna cabellera rubia a los lejos. Suspiro decepcionado. Siguió caminado mirando aquella botana entre sus manos... ahora que lo pensaba bien, el jamás había probado las de ese color. Sólo las rojas y las verde, pero las negras jamás. Y si no le gustaba se las regalaría a su hermana.

Paso quizás unos dos minutos pensando en otros asuntos... En Bill... y sin darse cuenta, se iba a chocar con alguien aunque ya era demasiado tarde cuando quería detenerse.

La Doritos habían tocado el piso cerca de aquel chico con el que había tropezado.

—¡Lo siento!— se apresuró a Disculparse con un rubor en sus mejillas y la mirada clavada en el otro. Se sentía ridículo y estúpido por que le pasará aquello nuevamente aunque por desgracia, aquel chico no era Bill.

"Summer Love" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora