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Mabel y Will no desaprovecharían la oportunidad que la vida les había  regalado.

Subieron a un enorme árbol muy cerca de la ventana de la habitación de los mellizos. Con valentía lograron dar un salto hacia aquella ventana _ la única de la habitación _ y se ocultaron para ver la "despedida" de sus hermanos.

Observaron como Dipper tenía sus manos sobre el pecho de Bill, y esté rodeaba la cintura del chico con una mano, y con la otra le acariciaba la mejilla. Mientras se besaban.

Habían juntado sus labios y estaban muy pegados.

-Esto es hermoso. - comentó Mabel mientras sus ojos brillaban y traía una sonrisa boba. - ¿No lo crees Will?- agregó mientras lo miraba de reojo. Ya que no quería perder ningún detalle sobre lo que hacía su hermano con Bill.

-S-Si... - dijo tímido sonriendo levemente.

De repente, un fuerte gemido pudieron escuchar los dos desde donde se encontraban, quedándose en blanco por unos momentos.

-¿Q-Qué fue...?- logró decir la castaña. Juraba que el gemido provenía de la voz de su mellizo. Will no contestó. Estaba estático. Mientras seguía observando lo que sucedía dentro de la habitación.

Al igual que Mabel, pudieron observar cómo iban cayendo hacia la recamara del castaño, Dipper rodeó con sus piernas la cintura del rubio. Mientras parecían que se comían entre besos y leves gemidos salían de su boca.

No sabían si seguir viendo o irse de ahí para darles más privacidad. Aunque ellos no tendrían que enterarse...

(...)

Aquel roce se había profundizado hasta el grado de que los gemidos involuntarios salieran y la necesidad de estar muy cerca del otro fuese máxima. Bill movía su lengua al ritmo de Dipper, al principio se había impresionado por que se haya dejado hacer, pero no se quejaba mientras ambos lo disfrutaban, tanto como él lo la hacía. Claramente, Dipper era inexperto, y eso lo volvía aún más adorable e inocente.

Hizo que Dipper cayera sin brusquedad hacia la recamara, sin romper el beso. Sabía a lo amargo del café y lo dulce de la vainilla. Sin mencionar un toque a nueces o quizás... algo aún más exquisito para el rubio. Aunque ver a Dipper así de sumiso ya lo era bastante. Y pensar que mañana cumpliría apenas 13. Acarició las flexibles piernas del castaño provocando que esté rodeará su cintura. Se a pegaba mucho al menor sintiendo una clase de fricción que los volverían locos.

-Ahí~ Bill... - esos eran los gemidos que le fascinaba oír.

-Si gimes así solo por este contacto... ya me quiero imaginar cuando hagamos cosas de adultos. - susurró suavemente en su oído con travesura. Y antes de que Dipper le contestara, seguramente algo molesto, lo volvió a besar. Mientras metía su mano en la playera del chico, por detrás. Acariciando sus espalda en círculos. Y con la otra sólo la mejilla. Era realmente sorprendente cuánto podían aguantar.

Sintiendo sus respiraciones y el calor que emanaba de sus cuerpos tan cercas... siendo apenas unos críos.

Sus labios seguían moviéndose sin control. Probablemente llevaban más de cinco minutos en eso. Mucho más. El rubio quería aprovechar todo el contacto que pudiera tener con su pareja antes de que está se marchara. De tan sólo recordarlo se sentía triste y un pinchazo doloroso en su pecho.

"¿Por qué Pino se tiene que ir?"

No quería que se fuera. Lo quería tener muy cerca.

Sus lenguas habían explorado cada rincón de sus bocas sin dejar uno ser tocado. Se detuvieron aprovechando al aire que les hacía mucha falta.

"Summer Love" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora