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Diana tomó un trozo de piña con el tenedor y se lo puso en la boca a Jaxon mientras todos nos reímos. Bruno y yo nos sentamos en una orilla de la mesa, frente a Jazzy y Maiquel que se veían nerviosos.

– ¿Listos para el gran momento? – les pregunté.

– Sí, más que lista – respondió Jazzy entusiasmada.

– Yo también, aunque la verdad, tengo un poco de nervios – exclamó Maiquel.

– Es comprensible, pero estoy segura que les va a ir muy bien, se ve que se adoran.

– Eso sí, esta hermosa niña me conquistó desde la primera vez que la vi.

– Y tú a mí, osito, nunca imaginé pasar mi vida con alguien más.

– Sha la la la la la – empezó a tararear Jaxon la canción Historia de amor.

– No nos critiques – dijo Jazzy y le sacó la lengua – o te grabo dándole de comer a tu esposa y lo subo al Youtube para que te vean tus seguidores – agregó riéndose.

– Pequeña malévola, no serías capaz.

– Sabes muy bien que sí, no me retes.

– Tranquilos chicos, discúlpalos Victoria, creo que les dimos demasiada libertad Peter.

– No te preocupes, yo soy hija única y me hubiera encantado tener hermanos, supongo que nos llevaríamos así.

– Pues ya nos tienes a nosotros – aseguró Jazzy guiñándome un ojo.

– Gracias, la verdad estoy muy sorprendida, pensé que eran la típica familia millonaria que no se prestaba atención y que cada quien andaba por su lado.

– No Victoria, a nosotros nos interesa mucho la integración familiar y desde pequeños se la inculcamos a nuestros hijos, sé que se molestan entre ellos porque es su forma de demostrarse cuanto se quieren – dijo Bernie.

– Eso es lindo.

– Corazón, no sabes lo que acabas de decir, le estás dando armas al enemigo.

– ¿Me estás llamando enemigo Bruno Hernandez ?, no le hagas caso Victoria, no lo soy, al contrario, te admiro porque lograste conquistar al soltero más codiciado del mundo hotelero... aunque tengo una ligera sospecha de cómo fue que eso sucedió – exclamó en tono pícaro levantando las cejas.

– Amor, deja de darle ese ejemplo a nuestro hijo – intervino Diana dándole un ligero golpe en la cabeza y todos nos reímos de la expresión de Jaxon.

Seguimos desayunando entre bromas y anécdotas, me sentía tan a gusto rodeada de todos ellos, era una verdadera familia y deseé con toda el alma pertenecer a ella. Bruno me miraba y me sonreía, creo que estaba feliz por la aceptación que yo había tenido y por lo rápido que me había integrado a ellos. Jazzy nos pidió a las mujeres que a mediodía fuéramos a su habitacion para que nos arreglara el estilista que había contratado. Mientras tanto Bruno terminó por mostrarme el resto de la casa.

Como cinco minutos antes de las doce entré a la habitación de Jazzy que estaba sola y, me puse a curiosear las fotos que tenía en su mueble, me llamó la atención una donde Bruno se veía muy sonriente abrazando a una linda chica, ambos lucían muy jóvenes, debían estar en la adolescencia.

– ¿Quién es ella? – pregunté y Jazzy se acercó a mí.

– Noelia, su primera novia, ahí tenían quince años.

– Es muy bonita.

– Sí... lo era y una gran chica también.

– ¿Lo era? – pregunté asombrada.

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