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– Ah que muchachitos – exclamó Jaxon con una amplia sonrisa.

– ¿Y tú adónde vas a esta hora? – preguntó Bruno para desviar el tema mientras yo me ponía detrás de él para tratar de cubrirme.

– Diana tiene antojo de limones así que voy a la cocina por unos... aunque me doy cuenta que no es la única con antojos en esta casa – dijo de lo más divertido.

– Buenas noches, Jaxon – respondió Bruno ignorando el comentario.

– Buenas noches jóvenes, no se desvelen mucho que mañana desayunamos temprano y no quiero que se estén durmiendo en la boda.

– Espero que a ti te deje dormir Diana o serás tú el que se esté durmiendo.

– De ningún modo, yo soy fuerte, descansan, ¿eh?, recuerden que mi habitación está pegada a la suya y me daré cuenta si están dormidos o no.

Bruno movió la cabeza negativamente y seguimos caminando, yo ni siquiera quise darme la vuelta cuando pasé al lado de Jaxon que bajó las escaleras.

– Que vergüenza.

– No te preocupes corazón, ignóralo como yo.

– No podré mirarlo a los ojos mañana.

– __, no quiero que vuelvas a decir eso, no tienes nada de qué avergonzarte, eres mi novia y ya te dije que no estábamos haciendo nada malo.

– No, pero, es tu casa y siento que le hemos faltado al respeto.

– Tranquila corazón, créeme que Jaxon y Diana también tienen su historia y no nada más en esta casa, una vez los pillé en la biblioteca de la universidad.

– No quiero detalles, por favor.

– Vale, sólo te lo digo para que no te alarmes.

– ¿Así que eso de exponerse a que los descubran viene de familia?

– Creo que sí, al menos del lado masculino, nunca he pillado a Jazzy y más le valía.

– Ay, tu lado machista tenía que aflorar – dije moviendo la cabeza negativamente.

– No es eso, es obvio que ya lo ha hecho con Maiquel, pero, de aceptarlo a verlo – se sacudió como si le hubieran dado escalofríos – es mi hermanita.

– Típico – exclamé mirando hacia el techo y él me abrazó y me besó la mejilla,

Abrí los ojos con dificultad cuando sentí los tibios rayos del sol tocar mi espalda desnuda y me encontré con la imagen más hermosa frente a mí que me hizo despertar por completo, Bruno con su pelo revuelto estaba acostado de lado mirándome y, al darse cuenta de que ya estaba despierta, me sonrió y acarició mi mejilla.

– Buenos días, corazón – dijo y me dio un tierno beso en los labios.

– Buenos días, mi amor – respondí en sus labios sonriéndole.

– Me encanta como suena eso.

– ¿Hace mucho que despertaste? – pregunté mientras le acariciaba su mejilla.

– Como diez minutos, te ves tan hermosa dormida, tan pacífica.

– Tú me das esa paz – aseguré acariciando ahora sus labios – ¿qué hora es?

– 8:15 – respondió y luego besó mis dedos.

– Hora de levantarse.

– Sí, ¿quieres bañarte primero?

– Estaba pensando que... podríamos bañarnos los dos.

– Esa idea me fascina.

Nos levantamos y entramos al baño, nos lavamos los dientes. Después dejamos correr el agua de la bañera y mientras salía caliente nos besamos, luego nos colocamos debajo de ésta y nos enjabonamos el pelo mutuamente, él a mí y yo a él, nos enjuagamos y luego él tomó la esponja y comenzó a restregarme la espalda, bajó a mis piernas, me giré y me lavó los senos, el abdomen y los brazos, posteriormente yo hice lo mismo con él. Una vez que terminamos nos abrazamos y nos besamos bajo el chorro de agua tibia, la sensación era maravillosa, excitante, pero sabía que nos esperaban y no intenté nada más ni él tampoco. Cerré la llave, él tomó una toalla, me secó, y luego yo a él también.

Salimos y nos vestimos, yo me puse una camisa ligera y unos pantis, él también una camisa y un pantalón. Me cepilló el pelo y yo a él, sin decirnos nada, era un momento mágico en el cual las palabras salían sobrando. Cuando terminamos bajamos con las manos entrelazadas. En el comedor estaba toda la familia y me enterneció tanto ver que Jaxon le estaba dando fruta a Diana en la boca, quien estaba encantada de que su marido la consintiera.

– Buenos días – dijimos Bruno y yo al mismo tiempo.

– Buenos días, hijos – respondió Bernie con una tierna sonrisa.

– Vaya, pensé que no se levantarían a tiempo, par de... tórtolos – exclamó Jaxon,

– Amor, es muy temprano para que empieces a molestar – dijo seria Diana,

–Cierto, mi hijo no debe enterarse de las travesuras de sus tíos – señaló mientras le acariciaba el abdomen – aunque quizá pronto podrías tener con quien jugar – añadió

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