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– No tienes que preguntarlo, las palabras se las lleva el viento, lo que cuentan son los hechos, sólo me tomó por sorpresa escuchártelo decir... ¿me presentarás de igual forma con tu familia? – pregunté con cierto temor.

– Por supuesto, ¿no te agrada la idea?

– No es eso.

– ¿Qué es lo que en realidad te preocupa, Victoria ?

– Yo no soy de tu clase, Bruno , tú has estudiado en las mejores escuelas privadas, yo siempre en públicas y si pude costearme la carrera fue porque trabajaba.

– No conoces a los Hernandez, mi familia no es nada pretenciosa, créeme que lo que menos les importara es tu status social, has tratado con Jazzy, ¿acaso te ha hecho menos?

– No, pero, eran cuestiones de trabajo, ahora se trata de su hermano y se ve que te adora, ¿qué pasara si se entera no fuimos juntos a la universidad?

– Nada, en primera estará demasiado feliz y entusiasmada por su boda y en segunda no es nada rencorosa, además le caes muy bien.

– No me gustan las mentiras y no creo que a ella tampoco, a nadie le gustan.

– Tranquila, no tiene porque enterarse, pero si te tranquiliza le diremos "la verdad".

– ¿Qué? – pregunté con pánico.

– Podemos tergiversarla un poco, que nos conocimos en el bar del Rose Imperial el día de tu cumpleaños, que te envíe una copa de cortesía y después platicamos, volvimos a encontrarnos un par de veces más y coincidimos de casualidad en el desfile, ¿qué te parece?

– Podría ser, pero aún así que vergüenza.

– No tienes nada de qué preocuparte, mi familia te adorara porque eres adorable y encantadora, ya verás – me guiñó el ojo.

Terminamos de cenar y Bruno se ofreció amablemente a lavar los trastes, entonces yo entré a mi habitación y saqué un baby doll que me había comprado aquella vez que fui a la tienda de ropa interior, pero que aún no había estrenado porque tenía pensado hacerlo en el siguiente encuentro en el hotel que ya no se dio porque nos conocimos oficialmente, así que ahora era un buen momento para estrenarlo, combinado con un poco de juego que se me ocurrió, así que me lo puse y encima un abrigo, tomé mi movil y marqué a su blackberry.

– Hola – respondió en tono sensual.

– ¿Estás libre esta noche? – pregunté usando el mismo tono que él.

– La verdad no, estoy en casa de mi novia – dijo siguiéndome el juego.

– Es una verdadera lástima... ardo en deseos de verte, acariciarte, besarte, desnudarte, recorrer tu cuerpo.

– Uf, no sigas que me harás hacer algo que no quiero.

– Vamos, no tiene porque enterarse tu novia... además, lo prohibido es más excitante, ¿no crees?

– Definitivamente.

– Me han dicho que eres un dios en la cama y me encantaría comprobarlo y, por tu tono de voz, creo que no exageraron, tienes una voz endemoniadamente sensual, has despertado más mi deseo por ti.

– ¿En serio piensas que mi voz es sensual? – exclamó enfatizándola más.

– Demasiado... mi cuerpo ha empezado a... alterarse sólo de escucharte.

– Tu voz también es muy sexy, ¿así eres tú?

– ¿Por qué no vienes y lo compruebas por ti mismo?

– Está bien, ¿cómo te reconozco?

– Sólo traigo puesto un abrigo negro – respondí y le colgué.

Salió de la cocina y yo estaba parada en la entrada de mi habitación, tenía un brazo estirado recargado en el umbral de la puerta y le sonreí coquetamente, lamiéndome los labios, Bruno me recorrió con la mirada.

– Hola extraño – dije y le guiñé un ojo.

– Hola belleza, en verdad eres tan sexy como tu voz.

– Y espera que me ponga en acción – agregué y lo agarre de la camisa.

Lo besé desenfrenadamente, él me pegó a su cuerpo y entramos a la habitación, lo giré y lo hice sentarse en la cama, me quité el abrigo y le mostré mi atuendo, el cual consistía en un hermoso sostén rojo con encaje negro en las orillas de las copas, un tanga rojo también con encaje negro en la orilla de arriba y una pequeña bata roja también con encaje que se anudaba de la parte de arriba.

– Lo dicho, sí que eres sexy.

– Esta noche yo te haré feliz a ti.

EXTASISWhere stories live. Discover now