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Horas despues...


– Cuando te dije que Brandon estaba de viaje, me dijiste que él no cambiaba, ¿por qué?

– Ah, es que el día que firmó el contrato con Bruno yo fui a la cena y estuvieron hablando de negocios toda la noche y mencionó que viajaba mucho y luego Bruno me ha contado que le llama y siempre está en juntas, por eso lo dije, ¿pensaste que yo y él nos veíamos clandestinamente?

– No, para nada, no te creo capaz de engañar a Bruno – dije para ver su reacción.

– Jamás lo haría, lo adoro – aseguró.

– Buenos días, señoritas – exclamó Bruno entrando a la cocina.

– Hola baby, buenos días – respondió ella y lo abrazó efusivamente.

Yo no respondí y le corrí la mirada con enfado, que amigos tan cariñosos eran, alguno de los dos me estaba mintiendo y dudaba que ella tuviera alguna razón para hacerlo. Abrí el frigorifico para no mirarlos y escuché que Brandon los saludaba, me abrazó por la cintura, yo volteé y nos dimos un beso en los labios. Bruno carraspeó y nos sugirió ir a desayunar a un pequeño restaurante que estaba a un par de calles. Todos estuvimos de acuerdo y salimos los cuatro.

Brandon y yo íbamos tomados de la mano y Julieta sostenía del brazo a Bruno, después él la cargó sobre sus hombros y tuve ganas de golpearlo y de paso yo darme de topes en un árbol, ¿cómo era posible que me dejara envolver por ese embaucador de oficio? Sólo era un hermoso mentiroso, como dice una canción y, muy a mi pesar, me tenía vuelta loca sin remedio, jamás me imaginé perder así la cabeza por alguien, quizá debía recurrir a la ayuda de un psiquiatra.

Llegamos al restaurante y nos sentamos en una pequeña mesa, Julieta frente a Brandon y Bruno frente a mí. La camarera nos llevó los menús, la verdad yo no tenía mucha hambre, así que sólo ordené un zumo de naranja y fruta con yogurt, en un recipiente por separado. Julieta me miró de forma extraña y Brandon empezó a explicarle lo rara que soy para comer mientras ella se reía, luego se pusieron a intercambiar anécdotas curiosas.

Yo sentía las miradas de Bruno y trataba de evitarlas lo más posible. Minutos después nos dejaron los platillos y al llevarme un pedazo de piña a la boca sentí que Bruno puso su pie sobre el mío y lo subió un poco. Yo retiré el mío bruscamente mientras lo miré frunciendo el seño, él sonrió divertido, miré a Brandon, nerviosa y seguía hablando animadamente con Julieta, al parecer ninguno de los dos se había dado cuenta. Bruno lo notó y siguió con su jueguito, yo ya no sabía para donde moverme y tuve que ir al baño para tranquilizarme, ese hombre quería destrozarme los nervios. Al regresar ya habían pedido la cuenta y suspiré aliviada.

Julieta propuso ir a algún hotel de Las Vegas a jugar un poco y de paso ver algún espectáculo, así que regresamos a la casa y Bruno sacó del garaje un Audi que había alquilado. Brandon y yo nos subimos en la parte de atrás y Julieta encendió la radio después de subir. Brandon me abrazó y noté la mirada seria de Bruno a través del espejo retrovisor, pero me volteé y recargué mi cabeza en el hombro de Brandon no sé porque Bruno ponía esas miradas cuando él jugaba con Julieta en los altos.

Llegamos a un hermoso hotel y entramos al casino, ellos se fueron a una mesa de póker y Julieta y yo a unas maquinas de esas que si te sale tres veces la misma figura ganas, pero con mi suerte lo único que logré fue perder cien dólares, en cambio ella ganó 250. Después Brandon me abrazó emocionado, me cargó y me dio vueltas porque ganó dos mil, cuando me dejó en el suelo Bruno nos miraba con el ceño fruncido, pero yo lo ignore y tomé a mi novio de la mano.

EXTASISWhere stories live. Discover now