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– Porque la felicidad se refleja en el rostro – exclamó Bruno bastante serio y yo retiré mis manos, entonces él me abrazó por la cintura acercándome a su cuerpo – y Victoria y yo somos muy felices, ¿verdad, corazón?, por cierto, ¿no me vas a presentar? – agregó molesto.

– Sí, claro, Matt H., un ex compañero de la preparatoria, él es Bruno Hernandez ... – no pude decir que era mi novio, Matt sabía de mi relación con Brandon y además se llevaban muy bien, había estado en mi fiesta sorpresa de cumpleaños hacía dos años.

– Su novio, para mayor información – añadió aún más molesto.

– ¿Hernandez ?, ¿eres hermano de Jaxon, el jugador de Pieles Rojas?

– Sí – respondió en tono seco.

– Encantado de conocerte, admiró mucho a tu hermano, de los mejores jugadores actuales – dijo y le extendió la mano.

– Gracias, los Hernandez siempre somos los mejores en todo lo que hacemos – respondió estrechándole la mano de mala gana y la retiró casi de inmediato.

– Victoria, me dio muchísimo gusto verte, suerte en tu viaje.

– Gracias Matt, cuídate y buen viaje.

– Hasta luego – dijo incómodo y ya ni siquiera me dio la mano y se alejó.

– Es increíble, te dejo sola dos minutos y cuando regresó te encuentro muy abrazada y de lo más feliz con un tipo cualquiera que después te toma de las manos como si nada.

– No era un tipo cualquiera, fuimos juntos a la preparatoria y solíamos ser amigos, no estaba intentando besarme como la tal amiga tuya, ni me coqueteó en tu cara.

– "De verdad luces maravillosa y radiante" – exclamó arremedando su voz – ¿crees que soy idi*ota?, eso es coquetear aquí y en China.

– Era un cumplido de amigos, verdaderos amigos no como tu "amiguita", que casi se te echa encima en plena calle, ya me imagino que clase de amigos eran.

– ¿Y por qué la juzgas?, al menos ella no tenía novio cuando se acostó conmigo.

No pude creer que me echara eso en cara, la rabia y la desilusión me inundaron y le di una fuerte bofetada que hasta le volteé la cabeza de lado.

– No quiero volver a verte en mi vida – dije con los dientes apretados tratando de contener el llanto y me alejé.

– Perdóname Victoria, por favor, perdóname no quise decir eso – dijo en tono suplicante alcanzándome y abrazándome por detrás.

– Suéltame, no quisiste decirlo, pero lo hiciste y no puedes borrarlo con un simple perdóname – dije con la voz entrecortada por las lágrimas.

– Soy un completo idiota, lo sé, golpéame todo lo que quieras, pero no me dejes, por favor, te quiero demasiado y los celos me trastornan, no concibo la idea de que otro hombre te abrace y te agarre, perdóname te lo suplico.

– Piensas que voy a hacerte lo mismo que a Brandon, ¿verdad? – dije soltándome y volteando para encararlo, limpiándome furiosa las lágrimas.

– No, por supuesto que no, lo nuestro es muy diferente, su relación ya estaba rota cuando yo llegué a tu vida y él no te quería como yo, perdóname Victoria, te lo ruego – agregó y vi que se iba a hincar, pero lo detuve.

– No hagas eso por favor, no me hagas quedar en ridículo frente a la gente.

– Haré lo que sea con tal de que me perdones, eres lo más importante en mi vida, ya te lo he dicho y no me cansaré de repetirlo – dijo con lágrimas en los ojos.

– Vaya forma de demostrarlo.

– Perdóname, el amor que siento por ti es demasiado intenso, por eso me enferma verte con alguien más, pero no es que dude de ti, por favor, perdóname, ya llamaron para abordar el avión, te juro que te lo recompensaré, no me dejes y menos ahora, mi familia nos espera, te lo suplico – agregó y una lágrima resbaló por su mejilla.

– Eres increíble Bruno – guardé silencio unos segundos – iré contigo, porque Jazzy me invitó directamente, pero no sé si pueda perdonarte, me dolió muchísimo lo que me dijiste, me llamaste una cualquiera.

– No, te juro que no quise decir eso, la rabia me hizo decir semejante estupidez, pero jamás he pensado que lo seas.

Volvieron a llamar para abordar el avión, así que caminé y él me alcanzó, abordamos y tomamos nuestros respectivos lugares, me abroché el cinturón de seguridad y cerré los ojos, no quería hablar con él, había sido un golpe muy bajo y no me lo merecía, él era el menos indicado para reprocharme ese tipo de cosas, con todo el historial que tenía. Minutos después me levanté y fui al baño, me eché agua en la cara y me quedé apoyada en el lavabo después de secarme, tocaron a la puerta y dije que estaba ocupado, pero insistieron, resignada suspiré y la abrí, era Bruno que me hizo entrar de nuevo y él también entró cerrando la puerta con seguro.

– ¿Qué haces?, ¿estás loco?

– Sí, completamente loco por ti – respondió y me besó, pero no le correspondí.

mpo, déjame daQO+M

EXTASISWhere stories live. Discover now