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– Gracias Jazzy, pero...

– Ningún pero, no voy a aceptar una negativa de tu parte, la boda es en dos meses y ahí te quiero ver, por cierto, no veo a mi novio, iré a buscarlo – dio dos pasos y se volteó a verme – no excusas Victoria– agregó y me guiñó un ojo.

– Es una lástima que no te guste el chocolate, se me había ocurrido una idea genial – dijo pícaramente y después tomó un bocadillo.

– Pero, ¿cómo puedes decirme eso después de lo que acaba de decirme tu hermana? – pregunté angustiada, ¿que acaso él no podía pensar en otra cosa que no fuera sexo?

– No hay nada que decir al respecto – se llevó el bocadillo completo a la boca.

– ¿Perdón?, tu hermana cree que nos conocemos de años, que soy casi un modelo a seguir y encima parece estar empeñada en que vaya a su boda con–tigo.

– Así es Jazzy, cuando se le mete una idea en la cabeza, no hay poder humano que se la quite, pero yo no le veo mayor problema a lo que te dice, mejor que siga pensando que eres un modelo a seguir, y en cuanto a la boda, vamos y ya.

– ¿Y lo dices tan tranquilo?, se te olvida un pequeño detalle, yo tengo novio.

– Eso no es problema, tu novio seguramente tendrá un negocio que cerrar ese fin de semana – aseguró irónico y serio, con una expresión en la cara que no le había visto.

– ¿Y Julieta?

– Que no es mi novia – exclamó molesto y tomó una copa que se bebió de un trago.

– No, por supuesto que no – dije sarcástica.

– Piensa lo que quieras.

– Perfecto, entonces ve con ella a la boda porque yo no iré de ningún modo – aseguré.

– ¿Estás celosa? – preguntó mirándome a los ojos.

– Tú no tienes vergüenza de verdad – exclamé exasperada.

– Eso no responde mi pregunta.

– Estoy tan celosa de Julieta como tú lo estás de Brandon, ¿satisfecho? – respondí irónica.

– ¿Alguien dijo mi nombre? – exclamó ella acercándose a él y tomándolo del brazo, lo bueno es que no era su novia, no sé que le haría si en realidad lo fuera.

– Con permiso, tengo que mirar unas cosas en la cocina – dije y me alejé.

– ¿Qué le pasa? – escuché que Julieta le preguntó.

– Nada mi niña, seguro está estresada por todo el evento.

Entré a la cocina y me dieron ganas de tirar los sartenes, es que no había conocido hombre más cínico en toda mi vida, mira que negar y engañar a la novia en el mismo lugar donde ella se encontraba. Me llevé una mano a la frente, es que yo no podía ser más tonta, ¿qué me daba ese hombre que me hacía perder la cordura?, bueno, sí lo sabía, el mejor sexo que había tenido jamás, pero no podía dejarme llevar por eso, debía encontrar la forma de recobrar la sensatez.

Era lunes por la noche y yo seguía en la oficina, como iba a tomar un par de días libres porque finalmente Brandon y yo nos iríamos de vacaciones, tenía que dejar todo listo en la oficina. Estaba concentrada respondiendo unos mails cuando escuché que tocaron mi puerta, giré la cabeza y casi me da un paro cardíaco cuando vi que era Bruno

– ¿Tú?, ¿qué haces aquí? – pregunté más que sorprendida.

– Buenas noches, yo muy bien, aunque no tanto como tú – exclamó con una gran sonrisa entrando y se quedó de pie del otro lado del escritorio.

– Buenas noches Toria, ¿cómo estas?

– Que diferencia, primero los saludos y luego lo que quieras.

– Ahora sí me puedes decir a que debo el honor de tu visita.

– Jazzy me pidió que te entregara esto – respondió entregándome un sobre blanco en el que estaba escrito mi nombre con una hermosa letra – le has caído de maravilla ya que ha sido muy selectiva con los invitados no sé que le hiciste, pero te quiere ahí.

– Bruno, pero yo... ¿tú quieres que yo vaya?

– Sería divertido, va a ser en Miami, imagínate, el mar, la playa, el sol, la arena, tú y yo desnudos al anochecer – respondió mientras caminaba y se paraba junto a mí, recargado en el escritorio, yo hice un poco la silla para atrás, nerviosa – además, Jazzy no te perdonaría tu ausencia y sabe dónde encontrarte y no querrás conocerla enfadada, hasta asusta a Jaxon, así que imagínate.

– Trataré, pero la verdad no te lo aseguro.

Me dio una de esas sonrisas arrebatadoras que elevaba mi pulso a mil y entonces recordé lo que había fantaseado con él en varias ocasiones, mi corazón se aceleró ante semejante idea, no imaginé que pudiera cumplirla, lo bueno es que pasaban de las ocho y no había nadie más en la oficina, salvo los vigilantes pero se encontraban en la planta baja, así que decidí arriesgarme.

– Necesito ir a la oficina de mi jefe por unos papeles – dije para despistarlo, quería tomarlo por sorpresa.

– Está bien, te espero.

Le di una pequeña sonrisa y salí, entré a la oficina de Olivia y le agradecí su vanidad como nunca antes. Me miré en el espejo que tenía pegado detrás de la puerta y arreglé un poco mi cabello, no sé para que con lo que tenía planeado hacer. Caminé de puntas a mi oficina y lo vi sentado sosteniendo y mirando una foto mía con Brandon, se me había olvidado que la tenía ahí. Cerré despacio la puerta de la oficina y le puse el seguro, caminé tratando de no hacer ruido y cuando estuve a su lado, le quite el portarretratos de la mano y lo puse con la foto hacia abajo sobre el escritorio.

EXTASISWhere stories live. Discover now