Capítulo 69

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¡Al diablo los códigos de amigos!

Me abalancé a la puerta, estampándola tras de mí y bajé los escalones metálicos de dos en dos, mientras mi respiración tanto como mi corazón se aceleraban. Detrás de mí,a toda prisa, venía corriendo Wally, estaba seguro de que tenía algún jugoso y sucio trato con el profesor, que iba bajando a una velocidad más moderada debido a sus años y, bueno, a sus zapatos de plataforma.

En un impulso de idiotez me subí al barandal del último tramo de escalones y me deslicé hasta el suelo, lo que no tuve en cuenta fue el aterrizaje. Acabé estrellándome contra un exhibidor de remeras con logos de distintas series y películas, que al tumbarse también hizo caer una mesa repleta de pins tanto como de vasos de vidrio con distintos grabados que estallaron contra el suelo. En un reflejo, rodé por el suelo y me escondí bajo otra mesa, rehuyendo de las consecuencias y rogando en mi interior que no me hiciesen pagar por todo eso, diría que ni mi vida vale todo eso pero sonaría muy emo.


A mi lado pasó corriendo el chico delos cómics ladeando una sonrisa, esto se había vuelto más que un juego para ambos, era una competencia por nuestro honor... de alguna manera. Me levanté, escondiéndome a medida que avanzaba detrás de cada persona cerca de mí, y rodeé el lugar arrastrándome debajo de cada mesa y exhibidor lleno perchas con toda clase de indumentarias geek, algunas muy interesantes que consideré comprar más tarde. La cuestión es que corrí como nunca en mi vida y me esforcé como jamás, ni en una clase de gimnasia de la que dependiera mi calificación final, mientras corría y miraba hacia todos lados como zuricata luchaba por distinguir el rostro de esos dos tipos entre la muchedumbre de singular apariencia, era como si pusieran en una licuadora un par de mangas, algo de gore, un toque ecchi mezclado con dibujo, algo de historietas clásicas, una cucharada de esencia kawaii y un pequeño toque posser y lo esparcieras encima de una escuela completa, sin duda saldría esto.

Mientras corría por el futuro de mis cómics una canción empezó a sonar de fondo, provenía del escenario, como parte de un concurso de karaoke. Sorprendentemente la reconocí, porque esta, peculiarmente, no se trataba de un opening de algún anime, bueno, no exactamente. Automáticamente comencé a cantarla a la par de la participante, que no alcanzaba a ver, aún sin acabar de reconocer exactamente de qué serie era, hasta que llegó a una parte en que todo mundo gritamos al unísono: ¡TEEN TITANS, GO! y luego seguimos con nuestros asuntos, hasta que se volvió a repetir la frase.

Entonces todo cobró sentido, como piezas de un rompecabezas en su lugar, esa canción, pertenecía a una de mis series favoritas de mi infancia, ¡¿Cómo no la había reconocido en la primer frase?! ¡Era una deshonra para los frikis! Pero... esa voz, esa canción en particular, justo en ese momento, solo podían significar una cosa...


–Cirse –dije entre dientes.


No podía creerlo... ¡Ni siquiera había pensado en decirme que cante con ella! Aunque por un momento ese era el menor de mis problemas, eso y que acababa de desconcentrarme lo suficiente como para que perdiera de vista a mi "mejor amigo" y a mi profesor.


Entonces, como si el universo supiera cuándo estoy de malas, puso en mi camino a quien menos necesitaba ver.


La chica del pin de la sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora