Capítulo 14

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Por la noche, mientras navegaba en internet, me llegó un mensaje de la persona que menos esperaba. Era mi madre diciéndome que dejara la computadora y bajara a tender la ropa. Pero además de su mensaje, me llegó otro que me tomó aún más por sorpresa. Era Gy saludando alegremente. Cómo todo un caballero, le salude con la misma alegría, o al menos lo intenté. Tras meras formalidades y preguntas triviales, fue directo al grano.


–Estuve pensando –escribió ella tras una pausa– ¡Deberíamos juntarnos un día de estos!

–¿Tú dices? –respondí dubitativo.

–Claro, tú, yo, los chicos de la convención de anime... podríamos pasear por ahí, comer algo, no sé.

–Puede funcionar –contesté– ¿Cuándo y dónde?

–¿El sábado en el parque? –aventuró ella.

–Está bien, tú dile a los demás –respondí­– Nos vemos allí –agregué junto con un guiño. Ella respondió con una sonrisa y así concluyó nuestra conversación.


Al día siguiente, en Educación Física, le comenté al chico de los cómics sobre la idea de Gy para juntarnos todos. Él pareció interesado en sobremanera y escuchó atentamente cada palabra que dije al respecto de la idea que había tenido la susodicha, por lo que comenzaba a asustarme. Pero cuando le pregunté si iría o no se quedó pasmado. Le insistí y aseguré que no iría sin él, por lo que obligadamente aceptó. A pesar de que no se lo veía muy seguro de ello, no exageré cuando dije que no iría sin él. No todos los cambios que estaba teniendo se los atribuía al pin extraviado, él también había tenido mucho que ver.

Ese día regresé a mi casa con cinco tomos de la nueva versión de Batman. A estas alturas debería leer mientras me duchaba para lograr devolvérselos a tiempo, cosa que era capaz de hacer. Lectura tras lectura, investigación tras investigación y muchas ojeras después, llegó el sábado.

Pasé por la casa del chico de los cómics, le devolví los que me había prestado y una vez más me felicitó por mi velocidad para leerlos, hasta admitió que me envidiaba. Pudimos charlar sobre las historias que estaba leyendo.

Más allá de su típico buen ánimo, pude notar cierta inquietud en él, hasta podría decir que estaba nervioso, supuse que se atribuía a Gy, tenían alguna especie de historia juntos. Pero no me correspondía hurgar en su vida amorosa, pero sí él me hablaba al respecto por su propia voluntad... claramente no iba a negarme.

La chica del pin de la sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora