Capítulo 26

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Una hamburguesa triple con queso se encontraba frente a mí. Creó que la devoré en un tiempo record, mientras que mi amigo comía la suya con una lentitud exasperante.


–Javier... –dijo en tono reservado.

–¿Qué pasa? –pregunté.

–¡Deja de mirar así mi hamburguesa! –exclamó.

–¡Oh! ¿Estás seguro de que te la vas a terminar? Mira que es gigante, llena de queso y grasa... –aventuré con una sonrisa sugerente.

–¡Ya te dije que si me la voy a terminar! –exclamó apartándome de su almuerzo. Rodé los ojos.

–¡Esta bien! –exclamé, levantándome de mi asiento– Iré a pedir un helado o algo...

–Me parece bien –contestó aliviado y continúo comiendo su hamburguesa.


Me alejé de las mesas llenas de personas almorzando y me dirigí al mostrador.


–Hola, un cono de helado –pedí a la muchacha que atendía.


Ella desapareció un momento mientras me preparaba mi helado. Alguien me tocó la espalda e instintivamente volteé. Di un respingo hacia atrás al toparme con una horrible mascara blanca a centímetros de mi cara. Era el chico de la máscara de V.


–¡Oye! –exclamé con una mano en el corazón, a este paso moriría joven de un infarto. Él estalló en risas.

–¡Hola, tanto tiempo! –exclamó él revolviéndome el cabello.

Lo miré furibundo y me percaté de que había alguien tratando de esconderse tras él. El chico de la máscara trató de evitar que viera a quien sea que estaba detrás de él, así que tuve que tomar medidas más drásticas. Le quité su máscara de un solo movimiento y la lancé por detrás de las vendedoras del lugar, justo en la cocina. Él se lanzó tras ella, mientras yo me reía y me encontraba con el rostro de quién venía con él, un rostro familiar, por desgracia.

–Interesante pareja –aventuré. Ella me miró con desdén mientras acomodaba su mochila atiborrada de pins en su hombro.

–Lo mismo digo –respondió con una sonrisa, señalando con el dedo a mi amigo, el chico de los cómics que seguía comiendo su hamburguesa. Un escalofrío me recorrió la espalda.

–¡No, por favor! –exclamé con horror– Es mi mejor amigo –expuse, por primera vez lo llamaba "mejor amigo".

–Lo mismo digo –volvió a decir, pero esta vez señalando al chico de la máscara que andaba discutiendo con una de las chicas de la cocina del lugar.

–O sea que... ¿No es tu novio? –repliqué con sorpresa. Ella me miró con extrañeza.

–No, por favor –respondió esbozando una sonrisa– Es mi primo.

–Wow... Interesante familia –comenté arqueando una ceja.


Ella no tardó nada en darme un golpe en el brazo, con la fuerza de un mosquito, pero esta vez lo hizo de manera más... amistosa. ¿Ella me considera su amiga? Wow.


–¿Y qué hacían juntos en la tienda de cómics?

–Eso es confidencial –respondió ella con rostro serio, alcé las cejas sin creerle nada.

–Como digas...

–Disculpen tortolitos –dijo una voz a mis espaldas, puse expresión de asco de solo pensarlo– Javier, ya terminé de comer, ¿Podemos irnos? –insistió mi amigo haciendo un demás en dirección a la puerta.

–Vamos ­–respondí. Le dirigí una mirada socarrona al chico que aun buscaba su máscara de V en la cocina y me despedí con un gesto de la chica de los pins. Luego de tanto aún no sabía cómo se llamaba.

Nos marchamos del lugar en dirección a la tienda de cómics.

La chica del pin de la sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora