Capítulo 16

100 21 3
                                    




Cuando regresamos con el grupo nos encontramos con tres personas más entre ellos, recordaba vagamente haberlas visto en la convención.

Una era una muchacha pálida como el papel y vestida totalmente de color negro (vaya que resaltaba) Otra era una muchacha alegre de cabello largo y llamativos ojos verdes, con varios pins en su remera y simpática al punto de sonreír como psicópata. La tercera era una adolescente simplemente normal. En serio, no tenía nada diferente a cualquier chica que me cruzara por la calle ni parecía tener ninguna afición a nada, a diferencia de sus amigas y ni siquiera parecía simpática. Pero las apariencias engañan.


Comencé a hablar con ellas, a lo lejos mi amigo me alababa por estar rodeado de chicas, pero lo que él no sabía es lo naturales que podían llegar a ser, o sea, no eran chicas plásticas que se mueren por verse como modelos, hablar bien, verse bien y agradar a todo el mundo (como las de nuestro colegio) Simplemente eran ellas y, para ponerle la cereza al postre, les encantaba los mismos juegos que a mí, leyeron los mismos cómics que yo ¡Incluso conocían a las bandas que a mí me gustaban!


–Entonces, ¿Terminaste Half Life 2? –me preguntaba la chica de negro con entusiasmo.

–Algo así, tardé meses en completarlo –respondí suspirando.

–¡Al menos lo terminaste! Yo quedé en el número uno –admitió la de ojos verdes, decepciionada de sí misma.

–A mí no me gustan las secuelas de nada, juegos, películas, lo que sea. Me quedo con el número uno, es más original –sentenció la chica más normal del grupo, tenía cabello oscuro y ojos negros. Arqueé una ceja con sorpresa.

–¿No te intriga saber la continuación? –indagué sorprendido. Ella negó con la cabeza. Sus amigas se encogieron de hombros.

–Ella es así. Algún día se resignará –comentó la muchacha de ojos verdes riendo– Entonces, ¿Cuál fue el primer cómic que leíste?

–¿Hablamos de cómics de superhéroes o tiras cómicas de los periódicos?

–De superhéroes o algo por el estilo, dime tú –respondió riendo.

–Supongo que sería... Watchmen –respondí dubitativo. La chica exasperantemente normal me miró atónita y yo quedé sorprendido por su reacción.


En eso, apareció la chica de cabello violeta para compartirnos algo de comer. Se unió velozmente a la conversación y nos pusimos a hablar de la historia y sobretodo de su escritor. Ella conocía bastante al respecto. La otra muchacha nos miraba atentamente mientras que mi amigo se quedó hablando con los otros dos sujetos, parecía decepcionado.

Luego jugamos a las cartas, apostamos chocolates y pins, por alguna razón. Para mi suerte, gané y me llevé todo. Y para la mala suerte de mi amigo, perdió como en la guerra. Prendí en mi remera mis nuevo pins mientras él daba vueltas en círculo quejándose.



–No es justo, ¡Quiero la revancha! –exclamó él desafiante, pero nadie le prestó atención.

–Toma, tengo piedad de ti –me burlé tendiéndole un chocolate. Él básicamente me lo quitó de la mano, mirándome ceñudo y lo devoró– Y... ¿Cómo la estás pasando? –indquirí con inocencia.

–Bien –respondió de mala gana– ¿Y tú? ¿Cuántas novias conseguiste? –pregunto de manera burlona.

–Relájate. Sólo quiero hacer más amigos, no sé si lo notaste pero mis supuestos amigos me odian. No me digas que ahora te unirás a ellos... –él suspiró y me miró con un vestigio de compasión.

–No me presiones –respondió con aires de superioridad y reí por lo tonto que se veía.

–¿Ya conocías a todos aquí? –indagué. Él se quedó pensando un momento.

–A la mayoría, de la convenciones creo –respondió encogiéndose de hombros– al chico de cabello azul creo haberlo visto sólo una vez y posiblemente desde lejos a la malhumorada.

–¿Quién? –inquirí torciendo mi expresión.

–La callada que mira mal a todo el mundo –dijo señalando discretamente a la chica normal.

–Creo que no los mira mal, sólo... frunce mucho el ceño por el sol –espeté intentando defender a la chica, era agradable después de todo, pero no iba a descansar hasta que jugara a Half Life 2, eso era herirme justo en el orgullo.

–Sí, claro –respondió riendo.

–Igual... me resulta vagamente familiar. Bueno, la vi en la convención la última vez, pero creo que ya la había visto antes –comenté dubitativo.

–No tengo idea –respondió tensando los labios.



Al caer el sol regresamos a nuestros respectivos hogares. Subí corriendo a mi habitación y entré a internet, no tardamos más de un minuto en encontrarnos todos y continuar hablando.

La chica del pin de la sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora