Capítulo 13

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Esta vez se me hizo mucho más fácil leer aquel cómic, no porque me gustara más, solamente era como si hubiera adquirido... ¿Práctica en la lectura? 

Con razón mis compañeros se comportaban así conmigo, ¡Estaba cambiando! Me estaba volviendo... ¡Un friki!

Un escalofrío recorrió mi espalda, pero era así. En tan poco tiempo ya había leído un cómic legendario y mitad de otro, asistido a una convención, me interioricé en el tema de distintos los universos de diversos cómics y hasta tenía nuevas amistades. Vaya que esto de haber encontrado ese pin me estaba cambiando, sin duda no era el mismo adolescente que era semanas atrás, por lo menos no en cuanto a gustos. Me encogí de hombros e hice caso omiso al tema que tanto rondaba por mi mente. Continué con mi lectura y esa misma noche, ya bastante tarde, lo terminé.


–¡Aleluya! –canturreé extendiendo los brazos al cielo, nuevo record.


Pero mi festejo tuvo que postergarse, ya que oí a mi madre dar pasos decididos hacia mi habitación. En un movimiento digno de un ninja, cerré el cómic, apagué la luz de mi habitación y me metí bajo las sábanas a tiempo para que mi mamá abriera la puerta, mirara de lado a lado y al verme "durmiendo" se fuese en paz. Suspiré al oír la puerta cerrarse. Guardé el cómic de V for Vendetta en mi mochila, me lancé a la cama y me dejé llevar por el sueño. Como era de esperarse me desperté pareciendo un actor de The Walking Dead. Salí corriendo para la escuela y, una vez más, llegué tarde a la clase de mi profesor menos preferido.

Les lancé una mirada de dureza a mis viejos amigos, ellos voltearon e hicieron como si no me vieran. Me resigné a sentarme con el chico de los cómics otra vez.


–¿Qué tal? –inquirió él mientras se reclinaba en su silla, desde mi lugar podía escuchar la música que sonaba por sus auriculares.

–Toma –dije tendiéndole el cómic, él me miró con sorpresa y detuvo la silla.

–¡¿Ya lo terminaste?! ¡Me impresionas! –exclamó con admiración.

–Sólo puedo decir que me atrapó –me encogí de hombros y saqué mis libros a la vez que el profesor comenzaba a gritar lo que teníamos que hacer. El chico rió.


Mientras el profesor no paraba de hablar y quejarse de todo, nosotros seguíamos murmurando y charlando sobre cómics, él me explico algunas cosas y me hablo acerca de otros cómics con otros personajes relevantes en el mundo geek.

Y así comenzó "La era de la biblioteca andante" traducido cómo: "temporada de tomar prestado un cómic tras otro de los que mi nuevo amigo siempre llevaba consigo".


También nos entretuvimos dibujando bocetos en las mesas y entre nuestros apuntes, no es que seamos grandes artistas, pero Biología no era lo nuestro... Bueno, lo admito, ¡Ninguna asignatura de la escuela era lo nuestro!

La chica del pin de la sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora