Capítulo 31

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1 semana después

Kurt

Rachel es preciosa, y con el poco tiempo que tiene es tan sonriente. Cada vez que le hablo esboza una pequeña sonrisa. Aunque no es la misma que la que le dedica a Lea. Parece que pueda sentirla a 50 metros de distancia, es escuchar sus pasos y ponerse nerviosa, comienza a moverse descontroladamente y en cuanto esta dice tan sólo una palabra cariñosa, Rachel ya comienza a sonreír.

Parece que al igual que yo tiene una especie de hipnotismo hacia su madre. 

Lea se ve preciosa, la maternidad le ha sentado de maravilla. Aunque me he dado cuenta como se mira en el espejo, es evidente que no le gusta como ha quedado su cuerpo, pero tan sólo necesita tiempo para recuperarse, de todas formas yo no dejo de recordarle lo hermosa que se ve, aunque parece no aceptar muy bien mis cumplidos.

Es evidente, y no la culpo, está cargada de resentimiento hacia mi y lo veo lógico, le hice daño, le mentí, y aún por encima pretendía hacerle daño a su familia.

-Creo que alguien se ha hecho caca- dice Lea mientras mira a mi pequeña.

Esta hace una especie de sonido extraño y sonríe.

Miro a Lea y ella me mira a mi de reojo.

-¿Quieres progresar conmigo?

La miro estupefacto y asiento. Ella coge algo de una bolsa y lo esconde detrás de su espalda, se acerca a mi y me sonríe, revolviendo mi estómago de una forma descontrolada.

-Bien, pues te toca el trabajo sucio- estampa un pañal limpio sobre mi torso y desaparece de la habitación.

Dejándome ahí, con ese limpio pañal y con un olor que comienza a expandirse por la habitación. Me acerco a Rachel y abro su body. El olor comienza a ser más fuerte cuando comienzo a despegar los lados del pañal, entonces viene lo peor.

-DIOS SANTO- digo mientras una arcada viene a mi cuerpo- pero como puedes hacer eso si solo tomas leche, puagg.

Rachel parece divertirse con la situación. Yo la miro con una ceja alzada y busco a tientas algo con lo que taparme la nariz. Bingo. Cojo la pinza y la coloco sobre mi nariz, mientras comienzo a cambiarle el pañal a mi pequeña.

-¿Te parece si echamos unos polvos de talco perfumados?

Rachel hace ruiditos con su boca y me lo tomo como un sí.



Bajo el pañal sucio hasta la cocina y lo tiro a la basura. Lea me observa divertida desde la mesa, mientras se toma un té.

-¿Qué tal ha sido la experiencia?

La miro de reojo y hago una mueca desagradable.

-No se como una cosa tan pequeña puede expulsar algo tan grande.

Lea comienza a reírse a carcajadas y yo termino por contagiarme. Ambos reímos despreocupados, de la misma forma que reíamos meses atrás cuando compartíamos nuestras vidas juntos.

Me acerco hasta la silla de al lado y ella se revuelve incómoda. Puedo notar en sus gestos, en la forma de mirarme, que a pesar de todo sigue sintiendo algo por mi.

-¿Qué ha sido de tu vida durante este tiempo?

Lea me mira sorprendida al escuchar la pregunta. Vuelve su vista a la taza de te y comienza revolverlo con la cucharilla.

-¿De verdad te interesa saberlo?- me mira de reojo y yo asiento.

-Créeme, es lo que me llevo preguntando durante todos estos meses.

Déjame Vivir #Wattys2017Where stories live. Discover now