Capítulo 28

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Miro de nuevo a mi mejor amiga y me aferro a su mano. Ella trata de tranquilizarme con sus ojos pero no hay nada en este mundo que consiga calmarme.

Llevo una semana esperando este día, salir de dudas, saber que me pasa, aunque ya sospecho la dura realidad, y es que en estos últimos días no he hecho más que vomitar, además de tener unos cuantos mareos que por suerte no acabaron en una desgracia.

Cass dice que no es del todo seguro, que también puede ser a causa de lo que pasó con Kurt. 

Kurt. Toda 1 semana llorando por sus mentiras, descubriendo que todo el amor que decía sentir por mi, que todos sus actos..., dios todo era una burda mentira que formaba parte de un plan, un plan que buscaba destruirme a mi y a mi familia, cosa que claramente no voy a permitir.

Por suerte Cass ha estado conmigo todos estos días, apoyándome y cuidándome. Me acompañaba a la universidad y no me dejaba sola en ningún momento. Tenía miedo de verlo por allí, pero no fue así, no lo vi ni un solo día, supongo que en el fondo si tiene algo de vergüenza por lo que me ha hecho.

Jugueteo con mi bata y Cass acaricia mi brazo.

-Si el resultado es positivo, ¿que harás?

-Supongo que no lo sé..., no me veo capaz de acabar con una vida, a pesar de que esa vida lleve la misma sangre que la persona que arruinó la mía.

Cass me mira con tristeza y no dice nada más.

La enfermera vuelve a hacer de nuevo su aparición y me sonríe. Deja una serie de papeles en la mesa para acto seguido empezar a colocar una serie de materiales. La puerta se vuelve a abrir y en esta ocasión hace acto de presencia un joven rubio, de ojos color caramelo y sonrisa cautivadora. Tendrá apenas los 30 años, aunque le echo muchos menos.

Cass me mira y me guiña un ojo para posteriormente decir que se tenía que ir al servicio.

El doctor me mira y un leve sonrojo cubre sus mejillas, volviendo esta situación algo incómoda. Me acomodo mejor en la camilla y el carraspea. Toma los papeles que dejó la enfermera y los ojea.

Cuando termina de mirarlos los deja de nuevo sobre la mesa y camina hacia mi.

-Señorita McHale, soy el doctor Reynolds- extiende su mano hacia mi y yo hago lo mismo con la mía.

-He estado ojeando su historial, los resultados del análisis que se le practicó son bastantes...reveladores.

Comienzo a temblar, haciéndome a la idea de la pedazo bomba que va a ser confirmada en estos momentos.

-Está usted embarazada.

Mis ojos se llenan de lágrimas y comienzo a llorar de forma desconsolada. Un bebé, a mi cargo, con tan sólo 20 años de edad y con una responsabilidad. En otro momento, con Kurt a mi lado quizás la noticia me habría sentado de otra forma, pero ahora estoy sola, haciendo frente a algo que se creó con un amor falso, por lo menos por una de las partes.

-¿Está bien señorita?

No respondo tan sólo me limito a llorar y a llorar. De repente una cálida mano acaricia mi espalda, levanto la vista y el sonriente doctor me tiende un pañuelo que no dudo en coger y moquear.

-Gracias...

-No pasa nada, es normal, muchas de las pacientes reaccionan así.

Asiento con una pequeña sonrisa y suelto un largo suspiro. 

-¿Quiere verlo?

Miro al doctor con duda antes de preguntar.

-¿A quién?

Déjame Vivir #Wattys2017Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora