Caminé a través del pasillo que conectaba el comedor con los baños y la salida directa al lugar de descanso, pensando seriamente si debería hacer algo al respecto.  No se me ocurría nada.

Llegué a retirar una bebida que llamaba por mí y un burrito que mi estómago pedía a gritos.

Parecía una persona poco animada, de hecho estoy seguro que la gente pensaba que era un triste chico con depresión. Es que no hablaba mucho a primeras, luego me convertía en una jodida bestia parlante.

Observé la salida por seguridad, abarrotada de personas con asuntos pendientes, pero que dejaban un pequeño espacio para el cúmulo que deseaba salir a su descanso. Al otro lado de esa multitud Jungkook se aproximaba a entrar y yo, por mi lado, iba saliendo.

Traté de pasar de lado para evitar chocar y empujar a las personas ahí, pero pronto me vi frente a él. Estábamos aplastados por las personas, a menos distancia de la que creería posible. No pude aguantar la sonrisa que asomó. Lo observé a los ojos y él también sonrió.

Ninguno pudo mantener la vista fija en el otro por más de un par de segundos. La situación me resultó graciosa y a pesar de que ninguno dijo palabra fue suficiente para mí con esa sonrisa.

No fueron más de treinta segundos, calculo, pero sentí como si el tiempo pasara en cámara lenta, como si ese momento hubiera sido sólo de nosotros dos. Pero pronto la gente se empezó a mover y ambos pudimos seguir nuestros caminos.

Antes de salir, miré atrás y observé a Jungkook bebiendo lo último que quedaba de su bebida antes de tirarla al cesto de la basura. Probablemente ya terminaba su horario de descanso.

Me senté a escuchar música como lo hacía usualmente, el día de hoy había traído un libro pero no me apetecía leer en la hora del descanso.

Me sorprendí al ver que Jungkook salía nuevamente y se sentaba en el suelo.

Me cuestioné seriamente si es que debía acercarme y sentarme junto a él para conversar, pero mis ganas se veían opacadas por el simple hecho de no saber qué decir al momento de sentarme junto a él.

¿Hola?, ¿Cómo estás?

No sabía exactamente como empezar, además existía la posibilidad de que él quisiera estar sólo y tuviera ninguna intención de dirigirme la palabra. Y esa posibilidad estaba latente en mi cabeza porque de querer hablar conmigo se hubiera sentado junto a mí, yo estuve sólo desde el principio.

No se movía, parecía totalmente inmerso en su celular, y sí, me sentía como un completo psicópata sin poder quitarle la mirada de encima. Sólo dejaba de mirar cuando él hacía algún movimiento que indicara que su mirada iba a viajar a su alrededor.

No sabía si era peor mirarlo descaradamente o que él me pillara haciéndolo –porque de hecho lo hizo en un momento donde, estúpidamente le quité la mirada de encima. – Me perdí en él y no noté que mi tiempo de descanso había terminado hacía diez minutos.

Casi corrí de vuelta al trabajo pensando en que definitivamente diría hola. Necesitaba una última oportunidad.

Esperé a que milagrosamente esa oportunidad se diera de aquí a la salida del trabajo, y obviamente eso no pasó.

– ¿Vienes mañana? –JongIn me cuestionó y yo asentí. – Seremos tú y yo otra vez.

– ¿Hoseok sigue teniendo libre? –pregunté frunciendo el ceño.

– Sip, tiene libre mañana también. –respondió encogiéndose de hombros.              

– Bueno, nos vemos mañana. – dije amablemente.

Amentiam [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora