Terence Jeremy

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Advertencia: Los personajes de Candy Candy son propiedad de Misuki e Igarashi, usados en este fic sin fines de lucro.

Historia Ficticia. Todos los personajes nuevos son de exclusiva invención de esta autora.

Capítulo XLIII

Terence Jeremy

--¡Cómo te odio Susana!-- decía Terry en medio de su sufrimiento

El médico les había dicho que ella estaba sana, no había ningún problema para acunar un nuevo bebé en su vientre, y todos sabemos que esta pareja sí puede engendrar. El médico les sugirió no tener intimidad pensando en que podía ser ese el momento de embarazarse, sino más bien, estar juntos porque así lo querían, disfrutarse en medio de la relaciones íntimas, no estar juntos solo por buscar un hijo

--Señores Grandchester-- decía el médico en medio de la consulta-- les aseguro que la demora es debido a la ansiedad e impaciencia de tener un hijo. Es más, ustedes perdieron su primer embarazo y eso hace que deseen otro con más fuerza y todo su mundo está girando en torno a eso

--Pero lo que más queremos es tener otro hijo, encuentro normal que nos aboquemos a eso-- decía la pecosa

--Así es-- afirmó el médico-- pero a veces la ansiedad nos juega malas pasadas. Les recomiendo que lo tomen con calma, y sigan sus vidas igual que antes del primer embarazo, ¿o ese también lo buscaron?

--No, todo se dio en forma natural, con decirle que Candy quedó embarazada la primera vez que estuvimos juntos-- dijo Terry haciendo que a Candy se le subieran los colores

--Ahí lo tienen, todo se dio en forma natural

Saliendo de la consulta del médico decidieron tratar de tomar todo con más calma

--El médico tiene razón Candy. En estos momentos nos hemos vuelto locos por el deseo de volver a embarazarnos y nos hemos olvidado un poco de nosotros...

--Estaba pensando lo mismo-- dijo la pecosa-- además, todavía estoy estudiando y quizás es muy pronto para tener un bebé... no es que no lo quiera, pero debemos descansar de buscar lo que vendrá con el tiempo

Los problemas en general habían dejado en paz al matrimonio de rebeldes, pero en el camino estaba la situación de Daniel Leagan. Sarah, no podía creer que su esposo estaría preso durante un tiempo prolongado si no se reponía el desfalco que había hecho al banco de Chicago, y la verdad, no tenía de donde sacar ese dinero, ni vendiendo la mansión, alcanzaba para cubrir lo que robó. Acudió a Elisa para ver si lograba algo, pero fue en vano, James no tenía intención alguna de pagar lo que él no debía, y su esposa nada iba a conseguir pidiéndoselo.

El mayor problema al que se enfrentaba Sarah, era que sin la protección de los Andrew, no tenía como subsistir. Siempre había llevado una vida de lujos que era proporcionada primero por su padre y luego con Elroy Andrew, posteriormente por su esposo, pero después de la estafa, se vieron en la obligación de gastar hasta el último centavo de la herencia personal de Sarah, esperanzados en el matrimonio de Archie con Annabeth, que les traería a sus manos la fortuna de los Britter, no se fijaban en gastos ni cuidaron lo poco que tenían o lograban conseguir, comenzaron a vender artículos de arte y joyas manteniendo así el estatus al que estaban acostumbrados, pero cuando sucedió lo del escándalo entre Annie y Neal, y luego Elliot Britter no quiso seguir negociando con ellos, todo, todo se perdió, su esposo fue encarcelado dejándola sola, Neal estudiaba bajo la protección de Williams, y Elisa en su casa con su esposo, no tenía a quien acudir.

Elisa, lo único que pudo hacer por su madre, fue darle un techo donde poder vivir mientras encontraba la forma de poder salir adelante. James y Elisa recibieron a Sarah en su casa, ya que la mujer no tenía donde caerse muerta. James aconsejó a su suegra que vendiera la mansión y así poder trabajar el dinero en el banco de Adams. Ella así lo hizo, y cuando a los meses de llegar a casa de su hija, Sarah logró solvencia, su yerno la "invitó" a salir de su casa. Sarah arrendó un muy austero departamento en Magnolia y ahí pasó el resto de su vida, que alternaba en visitar a su esposo en la cárcel de la que saldría en veinte años ya que nunca lograron pagar el dinero que Daniel Leagan había tomado del banco, y en las clases que daba como institutriz a una familia acomodada que no quería enviar a sus hijos a las escuelas que en ese tiempo existían.

Te llevas mi corazónМесто, где живут истории. Откройте их для себя