Quiero ser tu futuro

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Advertencia: Los personajes de Candy Candy son propiedad de Misuki e Igarashi, usados en este fic sin fines de lucro.

Historia Ficticia. Todos los personajes nuevos son de exclusiva invención de esta autora.

Capítulo VII

Quiero ser tu futuro

Al bajar del tren, Terry lo primero que hizo fue buscar la Escuela de Enfermeras Meryland. No le fue difícil dar con ella siguiendo las indicaciones de las dos buenas mujeres que criaron a Candy.

Una vez parado al frente de la escuela, se quedó mirando hacia el lugar, pensando que dentro de esas paredes se encontraba su tarzán pecosa, estudiando y preparándose para ser una gran enfermera al servicio de los demás, porque si de algo estaba seguro, era que Candy cumpliría con la primera meta que se había cruzado en su camino, ser una enfermera titulada.

Llamó su atención la cantidad de gente que entraba y salía del edificio, cuando en eso ve salir a una enfermera de risos rubios... pecosa... con un par de coletas debajo de la cofia y que despertaba en él los más dulces pensamientos-- Candy... -- susurró, sin darse cuenta de cómo las letras que formaban el nombre amado salieron de sus tan lindos labios sin siquiera haberlas pensado.

Al darse cuenta de que era Candy, cruzó la calle para que lo viera, pero ella sumida en sus pensamientos, no se daba por enterada de lo que pasaba a su alrededor ni de quién trataba de alcanzarla.

Candy pasó a su lado y de lo único que se percató fue de la fragancia de Terry, que inundando sus sentidos la hizo detenerse, cerrar sus ojos y aspirar hasta llenarse de ella... no era posible sentir ese aroma tan de él...

--¡Candy!-- creyó escuchar su nombre, y ¡en la voz de Terry!, pero no quería abrir los ojos por temor de que la sensación de tenerlo cerca, desapareciera.

Terry decidió acercarse a ella, y volvió a repetir-- ¡Candy! -- entonces al sentirlo tan cerca decidió abrir los ojos y voltear, lentamente, para tener tiempo de creer que en verdad el dueño de sus pensamientos estaba ahí, con ella. --¡Terry!-- exclamó la pecosa,-- no puedo creer que seas tú, y estás aquí...-- no dijo más y se lanzó a sus brazos.

Se unieron en un abrazo por meses añorado, los brazos de ambos rodearon al otro tratando de sentirse lo más cerca posible, ahí en medio de la calle, las lágrimas de los dos, no les daban tiempo de nada, ni siquiera lograban hablar de la emoción que sentían al estar juntos otra vez, pero debían separarse para conversar y conocer que había pasado en estos meses de separación. Meses de invierno, también en sus corazones.

--¡Candy!, hasta que te encuentro-- decía Terry

--Terry, que felicidad, no esperaba verte, después de la carta de tu padre...

--¿Qué carta?

--¡Oh!, perdón, no sé ni lo que digo... mira, tengo que entregar esta documentación al director del hospital y luego tengo mi hora de descanso, espérame y podremos conversar.

--Está bien. Pero voy contigo, no quiero perderte de vista...-- dijo Terry ofreciéndole a Candy su brazo, para avanzar juntos-- ¿nos vamos distinguida dama?

--Con mucho gusto acepto su compañía galante caballero.

Así emprendieron camino hacia la dirección del hospital. Las enfermeras que ya conocían a Candy, la miraban con ojos de sorpresa, ya que ella nunca recibía visitas, solo correspondencia de sus primos, y verla pasearse con tamaño bombón... despertaba en todas cierto escozor que si crecía dentro de ellas, terminaríamos llamando... simplemente, envidia.

Te llevas mi corazónWhere stories live. Discover now