Capítulo 21: A la defensiva

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—Lo que sea para mantenerse cerca del gnomo—y asentí—

Al paso de las horas me encontraba en casa terminando de hacer apuntes de las diapositivas que el maestro nos había enviado por correo. Me preparé para irme a los cursos, extrañamente el clima comenzó a mejorar, ascendiendo solo unos cuantos centígrados la temperatura. Opté por utilizar una gabardina gris sobre un suéter ligero pues estaba seguro que en cualquier momento el calor me haría deshacerme de ella. Me coloqué un gorro que la abuela me había regalado y tomé la mochila para salir de casa. Estaba listo para ver a mi hermosa castaña. Llegue al instituto el en carro de Mike pues este salió de la ciudad con sus compañeros en el auto de la empresa y me dejó el Tesla para moverme con mayor comodidad. Coloqué las cosas sobre la mesa y me puse los auriculares pues ni siquiera los chicos habían llegado, era bastante temprano; mientras garabateaba la letra de la canción que escuchaba en ese momento me di cuenta que poco a poco la sala se comenzó a llenar pues de pronto Alex llegó y se lanzó sobre mí para que me diera cuenta que habían llegado.

—Deja de perder el tiempo y mira quien está a punto de entrar al aula—comentó y me quité los audífonos de un tirón—joder, tienes suerte.

—¿A que te refieres? —pregunté aun algo aturdido por el volumen de la música en mis oídos—

—Presta atención a la puerta y verás—se sentó en la mesa trasera y me palmeó el hombro—el frío te trajo un regalo.

Sin decirle nada voltee en esa dirección y tras un repentino tirón mi hermosa castaña apareció en ella. Estaba ahí a unos cuantos metros vistiendo una gabardina negra que le llegaba hasta las rodillas y su cabello colgaba en unas ondas, se veía hermosa. Nuestras miradas se encontraron y se ruborizó al instante, llegó hasta su lugar con pasos algo atontados, supongo que por el frio y después de pasar por todo el pasillo, descansó en su lugar; dejando caer sobre la mesa el estuche. Volteo a verme y regresó a hacer sus actividades, sacó su material de trabajo y escribía algo en una libreta, tal vez terminaba la investigación que nos habían dejado en la sesión anterior. Di un vistazo a mi reloj y me di cuenta que aún tenía tiempo de ir a saludarla y confirmar nuestra cita improvisada, volteé a verla nuevamente, no podía dejar de hacerlo; se veía realmente encantadora. Guardé los audífonos en mi bolsillo y me levanté para ir hacia su lugar pude notar que instantáneamente se puso nerviosa, y sabía exactamente porqué.

—Entonces... ¿aceptaste ir conmigo a cenar? —le pregunté al ponerme a su lado—

—Si no queda otra opción—agregó mientras volteaba a verme y no puedo negar que algo dentro de mí se quebró un poco, joder, se sentía forzada a salir conmigo—

—No es ni una obligación que cenes conmigo—le dije—sólo basta decir que no y te aseguro que no te molestaré nunca más.

—Está bien, está bien—dijo en su defensa—lo siento, no era mi intención contestar de esa manera—agregó algo nerviosa y comenzó a juguetear con la pluma que sostenía—solo que...

—Solo que... ¿estás nerviosa? —pregunté para hacerla reaccionar—

—¿Hablas en serio? —pregunto algo sorprendida mientras negaba exageradamente—claro que no.

—Entonces no entiendo porque siempre estás a la defensiva, Elizabeth.

—Cosas personales—bajó la mirada—no es nada contra ti.

—Me queda claro que es algo bastante personal; entonces... ¿es un sí?

—Claro que sí.

—Así se habla—di un pequeño golpe con el puño a la mesa—iremos a un lugar genial, solo espera que lo conozcas.

Ella (Segundo libro de Cartas a quien un día amé ♥)Where stories live. Discover now