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Nunca eh sido alguien que trabaje demasiado, pero a mis veintidós años tenía que valerme por mí mismo.

Me quedaba exactamente un semestre para terminar la universidad y convertirme en un no tan interesante abogado, ¿Quién imaginaría que yo terminaría haciendo eso de mi vida? La escuela de leyes y todos los crímenes cometidos en mi país me envolvieron por completo y me decidí a por eso, me encantaba lo que había estudiado. Pero justo ahora me encontraba a segundos de ser llamado a mi entrevista para un nuevo puesto de trabajo en un parque de diversiones.

A pesar de que el trabajo era terriblemente cansador, prefería eso a una jodida pastelería, donde probablemente me pagarían menos y terminaría lleno de harina y azúcar al final del día. En el parque de diversiones podía invitar a mis amigos, tenía descuentos en las atracciones –a pesar de que no fuera un fan total de los parques de diversiones- y era una paga que me ayudaba para la renta de mi nuevo departamento, mi propia comida y todo lo que necesita un adulto para sobrevivir.

Cualquiera se preguntaría por qué mierda me fui de casa antes de tiempo, y la cosa es que no era algo planeado, no es que mis padres sean una mierda o sean tan jodidamente millonarios que me puedan comprar un puto departamento. Es sólo que tuve la suerte -O mala suerte- de que el departamento que se desocuparía en seis meses más, se desocupara ahora y habían muchos interesados además de mí, así que si no aprovechaba la oportunidad me quedaría sin departamento y mis padres tendrían que seguir manteniéndome incluso después de tener el jodido título.

–Park Jimin–  Llamó el hombre desde una puerta algo más adentrada en el pasillo que daba a la sala de espera donde me encontraba yo.

Caminé con seguridad hasta ese lugar y observé al hombre frente a mí. Expresión amigable, hasta diría que me cayó bien de sólo mirarlo a la cara.

Estuve nervioso durante la entrevista, pero traté de ocultarlo de la mejor manera, y al parecer lo logré. Se supone que me llamarían al día siguiente avisando si es que había quedado en el puesto o no, así que me quedaba esperar hasta el día siguiente.

Llegué a mi nuevo departamento, que aún estaba falto de algunos muebles como un comedor decente, una alfombra y alguna mesa de centro, necesitaba esa jodida mesa porque no tenía ningún lugar donde dejar mi cerveza o platos de comida una vez terminaba y me echaba a ver televisión. Me tiré en el sillón, uno de los pocos muebles que tenía pero definitivamente uno de los mejores  -En conjunto con mi cama- porque era increíblemente cómodo y prendí la televisión  para observar las noticias por no más de una hora, luego caí dormido y desperté a eso de las dos de la mañana. Me moví en estado zombie hasta mi cama y sólo me lancé ahí a caer en la profundidad de los sueños.

Extrañamente no soñé nada y realmente tenía sueños casi todos los días y podría asegurar que más de uno por noche, era una persona bastante creativa mientras dormía.

Desperté a eso de las once de la mañana con un hambre que era bastante usual en mi así que me hice un desayuno contundente y no sé para qué si me iba a quedar en casa viendo televisión todo el día.

Revisé mi celular, un montón de mensajes de mis compañeras y compañeros de universidad, de mi exnovia a la cual aún seguía viendo pero definitivamente no iba a llegar a más de amigos como en un principio. Como máximo un par de encuentros sexuales.

Respondí todos los mensajes y me quedé mirando a la nada, esperando que alguien hiciera algo divertido y me invitaran, pero este algo divertido sucedió cuando me llegó una llamada de un número desconocido.

– ¿Hola? –Respondí a la llamada.

¿Señor Park? – Habló la otra voz.

Amentiam [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora