— ¿Brujería? — sugirió — ¿Abra cadabra Ian patas de cabra, si no te enamoras hoy de mí te mato mañana?

— No — aunque no suena mal, pensé —. Busquemos algo que me haga ser la chica perfecta para él, algo que lo enamore y shalala...

— Bien — tomó otra revista. Al notar la portada celeste con Justin Bieber en el centro de esta, recordé a aquella noche que lloré hasta quedarme dormida, cuando Hilary recortó mi cabello con sus malditas tijeras rosadas y busqué desesperadamente algún corte que pudiera solucionar el problema —. Aquí salen unos pasos — la voz de Rosa hizo que saliera de mis recuerdos —. ¿Crees que funcionen?

Tomé la revista entre mis manos, leí cada paso y leyendo cada uno de los pasos asentí.

¿Interesada en conquistar a aquel chico que trae tus pensamientos revueltos al igual que tus hormonas? ¡Perfecto! Hoy te traemos los mejores pasos a seguir para tener su mirada sobre ti.

PASO 1: SONRÍE.

Está comprobado por científicos especializados en la interacción personal de que uno de los gestos que mejor funciona en las relaciones interpersonales es la sonrisa, ya que esta indica que se está en una situación cómoda con la otra persona, y eso siempre es beneficioso a la hora de seducir a un hombre. ¡Sonríe! demuéstrale esa sonrisa hermosa que posees.

— ¡Andale wey! — dijo mi amiga frente al ventanal de mi habitación — Tienes una muy buena vista de su trasero desde aquí — formó unos binoculares imaginarios con sus propias manos y pegó de estos a la ventana —. ¿Eso es un lunar? ¡Oh, Jesús bendito! ¡Tiene un pequeño lunar en el centro de su nalgota!

— ¡Rosa! — miró en mi dirección — Quítate, quiero ver.

Efectivamente Ian se encontraba en su habitación completamente desnudo y regalándonos una buena vista de su trasero grande, redondo y perfecto. Esforzando de mis ojos pude notar que un puntillo muy pequeño en color café decoraba su glúteo izquierdo, finalmente caminó hasta el baño de su habitación, para luego salir con un bóxer negro cubriendo toda su zona.

— Hasta el culo tiene lindo. — terminó de decir Rosalina antes de que mi padre dijera que era tarde y necesitábamos ir a clases.

Ese mismo día, caminaba entre los largos pasillos buscando a mi víctima, sabía su hora de llegada y estaba completamente segura de que estaría en alguna parte del instituto. Al fondo de un pasillo reconocí sus tatuajes, se encontraba de espalda hacia los casilleros, lucia molesto y no lo culpa puesto que frente a él una rubia oxigenada lo estaba acorralando entre sus brazos.

Decidí caminar frente a ellos, mis pasos fueron lentos y entonces dirigí mi mirada hacia su rostro. Él al observarme me regaló una mirada seria de esa que te dicen que corras por tu vida ¿cómo no hacerlo? si horas antes lo dejé solo en medio de una carretera? era obvio que estaba molesto y no deseaba verme, él quería darme miedo pero no, esta nueva Katherine ya no correrá más nunca. Gire mis pies para quedar totalmente frente a él y fijarme en cada detalle de su vestimenta. Hoy lucía guapo como siempre, un pantalón negro algo ajustado y flojo por las caderas a juego con una camisa azul oscuro que dejaba resaltar sus músculos perfectamente trabajados. Su cabello bien peinado hacia atrás y sus ojos verdes que brillaban al verme, lo sabían y lo podía asegurar.

Eleve las comisuras de mis labios formando la sonrisa más seductora que poseo, guiñé un ojo llamando su atención y continúe caminando. Todos mis pasos eran seguros y en ningún momento miré hacia atrás ya que sentía su mirada penetrante en mi espalda. El resto de la mañana fue igual, de vez en cuando me encontraba observándolo y sonría como si estuviera viendo lo más bello del mundo y aunque Ian era algo similar, simplemente no podía permitir que él lo supiera, no otra vez.

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