Capítulo 30

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POV Cameron

No podía negar que las bodas no me gustaban.

Era un cliché tan pomposo, demasiado incluso para mí. No tenía ningún problema con las celebraciones de parejas porque se habían casado recientemente, sino que me parecía excesivo la cantidad de cosas que había que organizar en un día tan simple como la unión de dos personas que se quieren...

Que supuestamente se quieren.

Atender a la boda de tu ex-novia debería estar prohibido por ley general. Hacía mucho tiempo que Stella y yo habíamos terminado todo tipo de relación que nos relacionara aparte de profesional, pero aún así ir a su boda era igual de incómodo. Y más cuando se casaba con el futuro Rey de Euresis.

Vaya, a eso le llamaba yo pasar página a lo grande. De un chico normal que trabajaba en una librería a un chico que era el príncipe/rey de un gran país.

Wow.

¿Debería molestarme el hecho de que deba atender a la boda de la que, una vez, juré que iba a ser la mujer de mi vida? Quizás. Pero creo firmemente que regocijarse en un período de tiempo de mi vida en el que fui feliz y negarlo solamente porque no acabamos tan bien como esperábamos, es completamente ridículo.

Fuimos algo: sí. Terminamos mal: también. Necesidad de ser rencoroso por eso: para nada.
Al igual que ella pasó página porque sabíamos que no iba a ningún lado y que era necesario, yo también lo hice.

Pero mi suerte no me lo iba a poner fácil.

Claro que no.

¿Cuándo lo ha hecho? No recordaba ningún momento en concreto que la vida me dijera: ¡Eh, chaval! Pues nada, que te toca vivir algo positivo por una vez en tu vida y vas a disfrutarlo. Venga, que lo disfrutes.

Ojalá fuera más fácil. Con mi padre y mi hermano muertos por la guerra, supuse que mi vida no era fácil. Y más cuando tuve que decidir a elegir bando y para colmo (quizás como una manera de escarmentar de algún modo) elegí estar de parte del bando malo. Después de todo aquello fue una vorágine de cosas negativas e incluso cómico de alguna manera, toda la mierda de alguna manera fue desastrosa una tras otra: todo empezó cuando se descubrió que los Reyes en sí tenían herederos pero que habían vivido en el anonimato y sin saber del todo sobre su verdadera identidad.

Comenzó sobre todo cuando los Bowyars decidieron secuestrar al prometido de la princesa perdida. El hijo mimado de los Wright fue llevado hasta nosotros y lo sometieron a una interrogación sobre el verdadero paradero de los reyes. Los Bowyars se estaban dividiendo en dos partes: los que no creían que habían sido asesinados fácilmente sin ningún heredero posible que pudiera seguir con el trono y el reinado en sí; y los que se estaban mostrando simpatizantes a la monarquía en sí.

La monarquía me era indiferente toda mi vida. Aunque era cierto que toda esa adoración a personas supuestamente superiores a la gente corriente me parecía ridícula, cuando los reyes murieron en el mismo momento que los Bowyars amenazaban el país, las personas comenzaron a desesperarse sobre qué pasaría. Se consideró la cuestión de tener un presidente al frente de Euresis, pero ni los políticos se ponían de acuerdo.

Con la aparición de unos herederos que podían llevar al país hacia el futuro, los Bowyars se vieron intimidados y amenazados una vez más. Entre nosotros había una clara tensión, ya no estaba tan claro los ideales que una vez había unido a un grupo de personas que creían firmemente en instaurar una dictadura en vez de seguir con la tradición y como habíamos estado mucho antes de que hubiera un régimen autoritario y totalitario que sembró el terror y la incertidumbre por tantos años.

The Final Reign (#TCIM 2) ©Where stories live. Discover now