Capítulo 2

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—Welcome to Palawan, your Highness!

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—Welcome to Palawan, your Highness!

Llegamos a la isla y allí era medio día. Decir que me sentía mal por ir en un Jet Privado y dejar mi país atrás aunque sólo fueran tres días, era mentir. Nos habían recibido con una larga fila de empleados que nos saludaban y nos sonreían. Debo admitir que los Filipinos eran muy amables y simpáticos.

—Wow—conseguí decir.

—Déjeme llevar su equipaje, Alteza—me dijo un chico que parecía el mánager del hotel, y luego se dirigió a la chica que estaba al lado suyo, diciendo en su idioma-: Dalhin mo ito sa kwarto nya. Kailangan mabilis at walang ma wala. Dalian mo, bilis!

La chica asintió y procedió a llevar mi equipaje a toda prisa. A Liam, Stella y Jared le ofrecieron lo mismo. Nos miramos todos bastante abrumados por tal recibimiento y el que se dirigió a mí nos señaló el camino.

La isla era preciosa. Aparte de hacer buen tiempo (sin una nube en el cielo completamente azul), la arena era blanca y lisa. El mar estaba tranquilo, y se respiraba buen ambiente.

Entramos dentro del hotel y el chico nos dirigió hacia el ascensor.

—Palawan está en la mejor época del año—explicó el chico—. Como veréis, el clima tropical será perfecta y relajante para vuestras fugaces vacaciones. No sabéis cuánto honor nos hace teneros a todos en nuestra recepción en concreto.

Sonreí.

—Gracias a vosotros—contesté, y llegamos a nuestro piso.

Caminamos por un pasillo hasta situarnos delante de una puerta de madera y él abrirla con una llave, para luego cedernos primero a nosotros el paso.

La habitación era espaciosa, y nada más entrar podíamos visualizar el salón que había. En frente, estaba un gran valcón que daba de lleno al mar y a la playa en sí, con unas vistas tropicales impresionantes. Parecíamos estar claramente en el paraíso.

—Este suite en concreto está hecha para cuatro personas, y el salón es lo que tenéis en común. A cada lado hay una puerta con vuestras respectivas habitaciones, para más intimidad—siguió diciendo—. Tenéis servicio de habitaciones las veinticuatro horas y cuando queráis. Si queréis otra suite aparte, podemos buscar otra que os venga mej...

—¡Oh, no! Éste es perfecto—exclamó Liam, sin parar de mirar a la habitación gigante—. Es más de lo que podríamos pedir. Muchas gracias.

El mánager hizo una reverencia antes de irse:

—Me retiro pues. Welcome to the Philippines!

*****

Después de desempacar, ninguno dudamos en correr hacia la playa. Mientras los chicos buceaban en el mar, Stella y yo tomábamos el sol bajo una palmera mientras bebíamos de unos cocos con pajita.

The Final Reign (#TCIM 2) ©Where stories live. Discover now