Capítulo 6

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Volver a ponerme vestidos formales era una sensación rara. La última vez que me lo puse recibí un disparo en el hombro, que aún seguía sanando a la vez que los muchos disparos que había recibido en todos esos meses. Creo que más que algo físico, lo que más tardaba en sanar en mí era lo psicológico. Siempre que se celebraba alguna ceremonia grande, había pasado algo y en el fondo de mi mente tenía miedo de que pudiera pasar algo.

Pero eran otros tiempos. Habíamos entrado en una nueva era en el país, estábamos en la paz y en la tranquilidad; reconstruyendo la pequeña pero fuerte nación en la que cada uno de nosotros habíamos sacrificado algo de nosotros mismos.

Así que alejé aquellos pensamientos negativos de mi mente, esperé porque Steve se pusiera bien y me concentré en lo que iba a pasar aquel día: los responsables de la sublevación Bowyar iban a enfrentarse ante la ley y pagar por lo que hicieron. A pesar de que aquello no iba a devolver las tantas vidas perdidas que se han cobrado a consecuencia de la guerra, les iba a dar al menos justicia. Justicia para las víctimas y los familiares, justicia también para Leith y Grace Miller, que murieron por la misma tragedia.

Inspiré hondo y cerré los ojos por un momento. Tenía que controlar mi respiración, y sólo pensar en que los traumas que iba a tener desde aquel momento en adelante, eran producto de mi mente; y yo podía controlarlos. Era fuerte.

Sólo era un día más en mi particular oficina... mi trabajo. Mi deber.

*****

El Gran Salón (que había sido reformado por completo) fue la improvisada sala de Juicio. A un lado estaba el jurado popular que constaba con veinte personas y a la izquierda íbamos a estar sentados Liam y yo.

El juicio iba a ser televisado en todo el mundo. Con la Guerra Civil acabada en Euresis, volvía a estar bajo el ojo de cada país involucrado en la IV Guerra Mundial. Éramos un país pequeño comparada con las grandes potencias, pero éramos eficaces en el armamento y la milicia.

No obstante, volver a ver el rostro de Francis sentado en el banquillo de los culpables junto al General Jeffrey, puso mis pelos de punta. La expresión de los dos era similar: calculadora, fría y casi sin sentimientos. El Francis que yo supuestamente conocía era muy diferente al que estaba sentado en aquel banco; sus expresiones faciales eran diferentes y sin duda tenía una mirada vacía. Si él estaba interpretando el papel del chico bueno, lo había bordado completamente.

El juicio comenzó, y yo sólo intenté mantener mi postura. Había muchas cámaras allí y tenía que ser un claro ejemplo para mi pueblo, además de demostrarle a la Corte que su decisión de elegirme a mí también como Regente había sido correcta.

Tras haberles dejado a sus abogados defender como pudieron a sus clientes, era nuestra hora de dictarles sus delitos. Me levanté de la silla y sentí todas las miradas en mí, era la hora de la verdad.

—General Jeffrey Stones y Francis Griffin, estáis condenados a cadena perpetua por Delito sobre la ordenación del territorio, abuso de información privilegiada, delitos de riesgo provocado por explosivos, delitos de sadición, traición y rebelión, golpe de estado y alteración del orden público por dos años consecutivos—intenté decirlo de manera indiferente y justa, y aunque lo conseguí, agradecí que no me temblara al menos la voz.

—Por el poder que se nos ha concedido, no se os dejará posibilidad alguna de libertad condicional. Pasaréis el resto de vuestras vidas entre rejas, pagando vuestros delitos—intervino Liam diciendo sus palabras lo más seguro que él podía.

The Final Reign (#TCIM 2) ©Where stories live. Discover now