Capítulo 16

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Tosí.

Eso fue lo primero que hice nada más abrir los ojos. Intenté quitarme algo del ojo, probablemente polvo, pero no podía. No localizaba mis brazos... no, no podía moverlos bien. Sólo podía mover mi brazo derecho y duras penas. Algo encima mía me estaba aplastando y no podía respirar bien, me inmovilizaba de una manera que sólo podía mover mi cabeza. Intenté enfocar lo mejor que pude, y encima mía había un trozo de losa de cemento.

Estiré un poco el cuello, gruñiendo en el proceso. Tosí de nuevo y pude ver a un par de metros al niño al que estaba intentando rescatar. Seguía inconsciente, pero al menos él no tenía otra losa encima, por mi propia lógica supuse que aquello le causaria la muerte por su diminuto cuerpo. Abrí la boca para gritar y pedir ayuda, pero no me salía voz.

Con el brazo que podía mover, intenté mover un poco la losa encima mía, pero era inútil. Lo intenté como un trillón de veces, y nada. Tenía que encontrar alguna manera de pedir ayuda, pero desde aquel lugar sólo podía ver un diminuto agujero; probablemente hubiera caído a unos metros desde donde estaba.

Saqué fuerzas de lo imposible para quitarme el peso de encima, consiguiéndolo a la vez que abría la boca e intentaba gritar, saliendl un gruñido más que un grito. En cuanto pude hacerlo, respiré agitadamente e intenté incorporarme. Me dolía la espalda, ya que había caído encima de mi mochila militar... al menos llevaba el casco puesto, últimamente siempre se me olvidaba.

Me senté mientras me quitaba la mochila y la abría con mi brazo aún intacto. Saqué de ella un maletín de primeros auxilios y cojeé hacia el niño. Tardé más de lo que esperaba, y cuando llegué, volví a tomarle el pulso. Seguía igual y tenía los ojos cerrados a la vez que temblaba. Como no tenía conocimientos médicos, no sabía qué le pasaba, aunque volví a suponer que tendría algún trauma interno en el cuerpo.

Seguí estrujándome los sesos hasta que recordé que tenía un walkie-talkie en la mochila. Comencé a rebuscar en ella, desesperada por encontrarlo y cuando lo hice casi me eché a llorar. Pulsé el botón para hablar rápidamente.

—Aquí Soldado Miller. ¿Alguien me recibe?

Esperé unos largos minutos, pero nada. Empecé a temblar porque tenía miedo de que el niño muriera: no quería que eso pasase. Cuando salvé a aquel soldado, el tal Smith, hice todo lo que pude por mantenerlo vivo... sin mucho éxito; y luego Steve se sacrificó por mí y ahora estaba en coma por mi culpa. No podía dejar que le pasara nada al niño.

Quería salvarlo porque era la única manera de sentir que no todo a mi alrededor acababa sin vida.

Así que me quité mi chaqueta militar quedándome en mi camiseta negra básica y poniéndolo encima de la pobre criatura. El niño era moreno, y tenía los labios secos de la desnutrición y de estar atrapado en aquel lugar.

No. No podía seguir ni un minuto más a esperar a la muerte para ese niño. Así que lo que hice fue poner mi mochila en un hombro, alzar al niño con cuidado y llevarlo a cuestas en mi espalda como pude. Escuché cómo gimió de dolor cuando lo apoyé detrás mía y yo sólo pude susurrar que iba a sacarlo de allí y que iba a ponerse bien. El niño no me contestó y sólo noté que asentía débilmente con la cabeza.

¿Esperar a que me rescatasen arriesgando a jugar con las horas decisivas de vida o muerte de una persona?

Antes muerta.

*****

Caminar entre escombros, con una mochila pesada en un lado del hombro, y con un niño a cuestas era más difícil de lo que pensaba. Le había puesto mi casco, por lo que en mi cabeza a veces me caían trozos de pared o polvo, pero me daba igual: había jurado sacar con vida a esta persona y lo iba a conseguir incluso si eso me costaba la mía. En aquellos momentos no me importó.

The Final Reign (#TCIM 2) ©Where stories live. Discover now