Capítulo 8

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Empacar mis cosas para ir a la zona del campamento de soldados fue algo muy extraño. De alguna manera iba a echar de menos Palacio, porque de algún modo u otro se estaba convirtiendo en un lugar que podía llamar casa.

Cuando terminé de empacar las únicas cosas que podía llevar (se me había dado un saco deportivo y sólo podía traer lo que cupiera en él), me sentí rara. Realmente iba a entrar en el ejército a pesar de que fuera contra mi voluntad.

Quería demostrarles a todas las personas que no creían en mí que sí podía.

Observé unos segundos más la habitación hasta que me acerqué al tocador. En la mesa estaba el collar de nube que me dio Jared, que según me habían dicho, había vuelto a Noresul junto a su familia al instante que se supo el escándalo de la cita con Max, el príncipe de EEUU. Recordé el día de su cumpleaños, cuando me la dio y sentí nostalgia. ¿Debía traer conmigo aquel collar? Nunca hablamos sobre aquel beso ni lo que éramos en realidad. Estábamos unidos con un único fin: salvar y ayudar al país. Era sólo eso, ¿no?

Cogí el collar y lo metí en mi bolsillo.

No tenía por qué significar nada, me convencí. El collar era bonito y era mío. Me lo iba a llevar.

*****

Cuando llegué a la base militar y bajé del todoterreno que me había llevado allí, me di cuenta del deterioro que tenía aún las instalaciones. Desde que fuimos bombardeados, el lugar seguía más o menos igual a cuando lo atacaron; recordé ver cómo era desde el helicóptero que nos llevó a Noresul. Me explicaron que se centraron más en restaurar palacio que la base, porque los soldados estaban capacitados de sobrevivir y soportar en ambientes muchísimo peores.

—Bienvenida a la base, Scarlett—me dio la bienvenida el General Holden.

No lo había visto desde que lo encontramos moribundo en aquel claro. Sabía que se había recuperado, pero no tan rápido. De alguna manera verlo me recordaba a Steve que seguía en coma, y no lo soportaba.

—Le mostraré el albergue donde dormirá. Sígame—me indicó de manera educada pero autoritaria.

Atravesamos un par de albergues hasta que llegamos a la que me pertenecía. Había como diez habitaciones, y en cada una había literas para cinco personas.

—Tus compañeros de Escuadrón están entrenando fuera. En una hora debes estar allí—me indicó—. Me han comunicado que quiere que su identidad sea oculta, ¿verdad?

Asentí con la cabeza.

—¿Cuál es el nombre falso que ha elegido?

—Eileen Miller—contesté.

El General Holden estaba cruzado de brazos mientras asintió. Luego me miró de arriba a abajo.

—Veo que se ha teñido el pelo.

Me lo teñí de castaño por las raíces. Sabía que no tenía muchas posibilidades de ocultar mi verdadera identidad, pero tampoco quería perderla del todo, por lo que no me teñí el pelo al completo.

—Voy a instalarme lo más rápido para poder incorporarme lo antes posible—dije simplemente.

—Haga eso. Le estaré vigilando, Scar... Eileen.

—Por favor, tráteme como a los demás.

Él sonrió.

—Téngalo usted por seguro, Soldado.

*****

Cuando llegué al terreno de entrenamiento, no reconocí a ninguno de los compañeros con las que iba a convivir todo el tiempo que iba a pasar en la base. Había tres chicos (de los cuales dos aparentaban bastante jóvenes y otro parecía mayor de edad y una chica que rondaría los mismos años que yo. Me acerqué al instructor Cabo que nos iba a dirigir, que estaba de pie en frente de mis compañeros supervisando los ejercicios que estaban haciendo... que era básicamente flexiones.

The Final Reign (#TCIM 2) ©Место, где живут истории. Откройте их для себя