Capítulo 10

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No llevaba ni una semana en el ejército y prácticamente no tenía casi entrenamiento para nada y ya iba a ir a la guerra. La vida a veces podía ser muy inoportuna, pero desde luego lo que me pasaba a mí se alejaba de lo normal. No conocía a ninguna otra persona que tuviera la misma suerte que tenía como yo en cuanto a la exactitud de tiempo con las cosas: me iba de vacaciones y me surgía un compromiso junto a un escándalo que me costó mi puesto como Regente; entraba al ejército y a los dos días nos declaraban la guerra y tenía que ir a luchar. Estaba muy clara mi suerte.

Tomé un profundo respiro mientras cogía mi casco y me ponía el chaleco antibalas. En mi cuello colgaba aún el collar que me dio Jared, por debajo del colgante de placas de identificación que nos dieron el día anterior. Suspiré, no sabía por qué seguía llevándolo pero tampoco tenía las agallas de quitármelo o simplemente tirarlo. Algo de aquel regalo me hacía aferrarme a aquellos tiempos en los que estábamos bien.

¿Cómo habría reaccionado en cuanto se supo el escándalo? Estaba claro que él ya lo sabía y que estaba molesto por aquella cita... ¿Habría discutido con sus padres en cuanto se fueron del país? Blythe, su madre, siempre me había tratado bien y le había cogido cariño. ¿Alguna vez se preocupó en cuanto estuve ese mes internada?

Sacudí la cabeza y me puse el saco en la espalda. Era hora de ir a la guerra y ni siquiera sabía nuestro destino, al parecer no nos lo iban hasta que llegásemos.

Salí al pasillo y volví a poner mi mochila en el suelo para hacerme un recogido para poder ponerme el caso cuando oí pasos apresurados en dirección a mi derecha. No me dio tiempo de terminar de hacer bien mi recogido porque alguien me estaba abrazando. Cuando se separó vi que era Liam y volví a abrazarlo. Tuve que morderme el labio para no llorar. Echaba de menos a mi hermano y no iba a mentir sobre ello.

—Oh, Scarlett—me acarició la mejilla y ya no pude reprimírmelo y una lágrima cayó de mis ojos. Liam me besó en la frente—. He intentado que no te llevaran pero...

Tenía un nudo gigante en la garganta. No sé por qué lo vi más mayor de lo que era, y en parte me sentía culpable de dejarle la carga de un país entero para él solo. Me dolía ver a mi hermano mayor así y más me dolía que él me viera en una situación tan tensa. Sentía en cada poro de mi piel la impotencia que él estaba sintiendo en aquel momento.

—Ha sido todo tan inesperado...—murmuró— Lo siento de verdad.

Negué con la cabeza.

—No es tu culpa. Prómeteme que decidirás bien y que vas a cuidarte.

Él me miró con pena y luego frunció el ceño con rabia e impotencia.

—Yo no soy el que va a ir a una guerra de verdad. Ojalá pudiera... ojalá pudiera estar contigo—cerró los ojos y los puños con tanta fuerza que me preocupé en que pudiera romperse... pero no, Liam era fuerte. Muchísimo más fuerte de lo que podría ser yo algún día—. Odio esto... Odio lo que te están haciendo pasar.

Fruncí los labios y no contesté. Yo también lo hacía pero, ¿qué otra manera podía demostrarle a la Corte que era apta para la Regencia que de volver de una guerra sana y salva—y lo más importante— viva?

Liam apoyó sus manos en mis hombros y me obligó a mirarle a los ojos.

—Júrame que vas a volver viva y no vas a morir en algún campo de batalla.

Le miré, seria. Quería bromear pero no me salía en ese momento. Quería quitarle hierro al asunto pero no podía. Era demasiado. Asentí con la cabeza, decidida:

—No voy a morir en ningún campo de ningún tipo.

Liam intentó sonreír tristemente y me atrajo hacia sí, fundiéndonos en un abrazo que me aferró a la esperanza de un futuro, a la esperanza de resolver esta guerra; pero sobre todo a la esperanza de vivir.

The Final Reign (#TCIM 2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora