Capítulo 8 |Nueva edición|

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Segundos después dejé de escuchar las voces de quienes me rodeaban, quedando en un silencio profundo en la mesa. En ese instante la costumbre me invadió ¿esta es la parte donde entierran mi nariz dentro del puré para hacerme sentir ridícula? Intimidada comencé a elevar mi vista a través del cristal de mis gafas recordando viejos sucesos y notando que todo estaba en bajo control, pues ellos tenían su mirada fija sobre la entrada de la cafetería, ambos saludaban con alegría mientras sus manos danzaban de un lado hacia otro y mi curiosidad pudo más por saber que era eso que tanto les alegraba; era una chica.

El cabello de esta chica era como hilos de oro que comenzaban a bajar desde su cráneo hasta su cintura en mechones gruesos y lisos. Su cuerpo la representación del prototipo perfecto de una modelo de alta costura, junto a un rostro angelical y majestuoso, es decir, esa mujer en su vida había tenido un defecto. Movía mi cabeza con desesperación para comprobar que todos al mi alrededor seguían hablando y comiendo a como lo habían hecho unos segundos atrás porque, al menos yo, miraba que esa chica caminaba con demasiado estilo y en cámara lenta. La escena era propia de una película.

Yo conocía a ese tipo de chicas perfectas, solía creer que eran Satanás con falda y labial. Chicas destacadas y atletas que, casualmente, eran unas diosas guapísimas por las cuales todos se morían. Ella era como el vivo retrato británico de Hilary. En realidad no me impresionaría ver cómo sus pasos se desvían a una mesa de chicos guapos y talentosos y que uno de ellos, el más guapo, sea su pareja y tengan una historia llena de amor, saliva y locuras.

— Ella es Mia — dijo John —, la integrante más importante de este trío. Mia — la chica de larga cabellera se acomodó sobre uno de los asientos tirando de su cabello hacia un lado —, ellas son Katherine y Rosalina.

Sus ojos prácticamente lanzaban chispas de entusiasmo hacia nuestra dirección. Me quedé mirándola totalmente desconcertada ¿por qué nos miraba así? seguramente dentro de su mente los cables rosas se conectaban entre ellos mismos para crear un plan maquiavélico y recibirnos a como se reciben a los nuevos. Lo más loco ocurrió cuando aplaudió con emoción y nos abrazó como si de grandes amigas fuéramos.

Su abrazo fue tan fuerte que el intenso olor a almendra de su piel aturdió todo mi sistema y me dio vértigo por varios segundos. Acto seguido, movió su cuerpo de un lado a otro y de su boca salió un chillido de emoción que me aturdió, no podía pensar o analizar en lo que estaba pasando, pues su cabello se introducía en mi boca en un vago intento de ahogarme como un gato con una bola de pelo en la garganta. Finalmente nos soltó y en ese momento inhale con desesperación para volver a la normalidad.

— ¡Me alegra saber que se han unido chicas a este pequeño grupo! — volvió a aplaudir — ¿Qué tal el verano? ¿De dónde son? ¿Están acostumbradas al sistema de este instituto? ¿Qué tipo de sangre son? Ya saben, siempre hay que estar pendientes del tipo de sangre porque uno nunca sabe cuándo la otra persona puede caer al piso muerta y... — la mano de Seth se colocó sobre los labios rosas de la chica.

— Las vas a asustar — Mia giró su cabeza de golpe asintiendo en el movimiento —. Debemos ir a clases extracurriculares, pero esperemos verlas después.

Rosalina y yo nos quedamos conmocionadas viendo que entre sonrisas ellos se despedían de nosotras para tomar rumbo a sus clases. Nunca había visto a una chica como Mia con actitudes tan... normales. Es ahí cuando el golpe de la realidad te da justamente en el rostro y te di: "Hey, no todos son iguales" y es que por más que lo neguemos, en realidad nadie es igual. No podemos andar por la vida con prejuicios y mentes cerradas, esperando que una chica rubia sea odiosa o cero inteligente ni que una chica con gafas sea tu posible salvación del semestre, ese es uno de los errores que cometemos los seres humanos todos los días y en ese instante supe que debía cambiar y que quizás no todo iba a ser tan malo a partir de hoy.

Juro enamorarte |BORRADOR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora