46. Sabía que algo malo pasaría.

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(Josué)

Después de todo, después de tanto tiempo, existen noches en las cuales quiero llamarte porque necesito escuchar tú voz, porque necesito saber de ti.

Keyla...

Pero he prometido no molestarte más, el daño que te he hecho no me lo he perdonado.

Pero no solo tú haz sufrido esto, no pienses que yo me la paso bien.

Yo cariño, prefiero herirme primero a mi, que herirte a ti. 

Por eso hago todo esto, no te escribo, no te llamo y estoy enloqueciendo.

Cerré mi cuaderno, escribiendo mi primer página.

Necesitaba desahogo, ya no puedo más. No quiero seguir ahogándome en pensamientos.

Quizás ella algún día se de cuenta de todo esto, quizás lo lea... pero quizás para ese momento sea demasiado tarde porque quizás ya no exista.

  — Esto es una locura —  susurré recostarme en el sillón.

Miré a mi alrededor, estaba solo. Estaba jodidamente solo.

 No está aquí, no estoy ahí con ella, no sé donde podríamos estar en este momento, pero donde sea, yo feliz sería a su lado. Es que me siento tan vacío sin ella, me siento tan indefenso sin ella, y aunque afuera esté soleado, yo sin Keyla me congelo. No imaginan la falta que me hace y como deseo un beso suyo que me haga pensar que esto fue una pesadilla. No sabes cuanto deseo volver a besar su boca,  su nariz, su frente, sus mejillas, sus manos, su cuello...Extraño tomarle de la carita antes de besarle, mirarla detenidamente por 2 segundos ; al verla y que ella sonría, al sostenerla, siento que el mundo lo tengo en mis manos, siento que mi vida la tengo en frente y la observaba sin pensar en nada más que cuidarla, disfrutarla y amarla. Aún sabiendo que no podía tenerla a mi lado... Necesito sentir su piel, su voz, su aliento al final de cada beso, necesito su risa, que me alegraba mis días, me alegraba la vida. la necesito...te necesito mi niña hermosa.

— Tienes que cambiar ese estado de ánimo Josué — vi entrar a Natalia, ella últimamente pasa en mi casa. Controlándome para no volver a cometer una locura.

— No creo poder cambiarlo. — Le respondí sin ánimos.

— Si puedes, pero no quieres.

— Ni te imaginas como me siento, Natalia.

— Si me lo imagino,Josué — tomó mi barbilla para que la mirará a los ojos.— Yo mas que nadie sabe como te sientes. Te he observado y te conozco poco, pero tu mirada lo dice todo.

— Como sea— Quite su mano para mirar para otra parte.

— Eres un terco.— susurró pero pude escucharlo.

— Quizás si lo sea.

Ella sólo me miro y negó con la cabeza, caminado hacia la cocina.

Suspire.

Natalia intenta ayudarme y si duda es una buena compañía.  Me recuerda mucho a Keyla, pero aún así no puede llenar el vacío  que ha dejado Keyla en mi.

— ¿Vas a estar en el sillón todo el día?— preguntó Natalia.

— ¿Vas a estar molestándome todo el día?. 

— Que gentil eres con las personas que te quiere.— mencionó y yo me reí.

— ¿Querer? ¿Tu me quieres? Por favor, Natalia si ni me conoces.— Respondí burlándome. 

— Al menos con eso te pude hacer reir — Ella sonrió — Y si pueda que no te conozca, pero me podría tomar el tiempo de hacerlo. Josué te he tomado cariño desde que te ayudé,  me agradaste. Aún así siendo un amargado, se que hay ahí — señaló mi corazón — Alguien que no es amargado y que aún es un niño que quiere salir a jugar, reír, correr o...llorar.

La mire con seriedad, aunque tiene razón.  Extraño todo eso, todo eso a lo que le llaman vivir. Mi niñez se perdió desde el momento que vi morir a mi padre y no creo volver a encontrar esa felicidad.

Me levanté y tome las llaves.

— ¿A donde vas?— preguntó  Ella inmediatamente.

— No que querías que me levantará,  vamos quiero me lleves a conocer este lugar.

Ella sonrió y fue a buscar su cartera.

Tome mi celular.

Pero inmediatamente vi una llamada perdida.

Mire confundido.

— Joel— susurré.

Vi a Natalia aparecer ya lista para salir. La mire con seriedad y salí por la puerta.

— ¿Que ocurrió? — preguntaba siguiendome.

— Tengo que hacer una llamada.

— ¿Por eso me miraste así?

— Natalia deja de hacer tanta pregunta, me hostigas. Basta.

Ella me miró sorprendida.

Me aleje nuevamente y marque el número.

—Hasta que al fin llamas.— lo escuché reir.

— ¿Por que me marcaste?

— Ya no se puede marcar entonces— volvió a reír — ya Olvidaste todo lo que has dejado acá al parecer.

— ¿A que te refieres? — apreté mi mandíbula,  por una extraña razón empezaba a pensar que se refería a Keyla.

— Keyla... — suspiró y volvió a reír.

¡Genial!

— Les dije que no se metieran con ella. — dije furioso.

— Nosotros no hemos hecho nada... Ella lo está haciendo todo.

— ¿A que te refier...— cortó. — Maldito.

Golpee lo primero que miré,  mis manos estaban sangrando. Pero no sentía nada, estaba muy furioso. Quería seguir golpeando algo... ¿Que quizo decir?

Keyla lo está haciendo todo...

¿Que está pasando?.

Maldición.

Sabía que algo malo iba a ocurrir.

— Josué. — vi a Natalia correr. — ¡Oh Dios! ¿Que te hiciste? — miro mis manos llenas de sangre.

Ella me miraba confundida.

--------(Joel)--------

Mire al jefe sonriendo.

— A él todavía le sigue importando. — mencioné con una sonrisa.

— Perfecto — rió.— Pobre imbécil pensó que jamás me iba a enterar,  de nada le sirvió  huir.— negó con la cabeza — Y todo por una niñita... dejó todo atrás. Estuvo a punto de ser el jefe, me falló y lo va a pagar muy caro.

Lo siento Josué,  en este mundo no existen los amigos.

El miedo de Josué se podrá convertir en realidad. Pobre... ¿Les gustó el capítulo?

Protegida e Intocable. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora